DESCONSUELO
|

DESCONSUELO

Desconsolados, así es como muchas veces nos sentimos. Esa es la palabra que define el estado del que tanto tardamos en salir…

Desconsolados por no entendernos…

Desconsolados por no saber por qué, nos sentimos así…

Desconsolados por querer y no poder dejar de pensar de esa manera tan incisiva…

Desconsolados del por qué no podemos cambiar rápido si sabemos la verdad…

Desconsolados por no saber que queremos en cada experiencia que vivimos…

Desconsolados por no sentirnos libres y valientes para serlo…

Desconsolados por no saber si lo que hacemos es sabio, aún sabiendo que todo es parte de nuestro camino de encuentro

Desconsolados por querer vibrar en sintonía, esa sintonía en la que se siente paz…

Desconsolados por entregarnos con todas nuestras fuerzas y aún así sentirnos incapaces…

Desconsolados por querer dominar la situación y no poder hacerlo…

Desconsolados por querer controlar la vida y saber que no se puede, aún lo intentes con todas tus capacidades…

Desconsolados por saber que la vida es como el mar, no le podemos negar su natural movimiento, sino aprender a navegar y no resistirnos a esa verdad…

Desconsolados por no ser entendidos, ni comprendidos, ni consolados en muchas ocasiones, sino excluidos, descartados y rechazados…

Desconsolados por vivir una vida a medias sabiendo que en nosotros hay muchísimo más…

Desconsolados por mirar a los ojos del otro y no ser vistos…

Desconsolados por pedir ayuda que muchas veces no llega…

Desconsolados por gritar al viento que sólo somos niños aprendiendo de la vida, aprendiendo de nosotros mismos en esta existencia…

Desconsolados por no sentirnos reconocidos en nuestro intento de ser íntegros, tanto como nuestra humanidad nos permite y que además ese intento no tenga valor…

Desconsolados porque no se reconozca tu fortaleza, sino la exigencia de que tú, no puedes fallar, eres el fuerte…

Desconsolados porque no se reconozca la verdad del proceso que vives, sino la debilidad que produces…

Desconsolados por la falta de justicia con nosotros mismos y nuestro camino para encontrarnos… (Leer también: Soledad)

Desconsolados por el no merecimiento cuando sabemos que que lo merecemos

Desconsolados….

NO NOS RINDAMOS, porque algún día abriremos los ojos y lo veremos todo de una manera clara y transparente, tendremos la capacidad de observar que todo ese desconsuelo, es lo que generó el CONSUELO de SER NOSOTROS, en nuestra más y mejor VERSIÓN.

En nuestro YO más ELEVADO

sigamos que sí, que podemos.

 

 

#Gotitasdeagua888

TENEMOS DERECHO
|

TENEMOS DERECHO

Todos estamos en proceso y merecemos otra oportunidad, por supuesto que SI, y tres, cuatro, cinco, seis… tantas veces como sea necesario para nuestra comprensión. Como también tenemos la opción a decir no, basta, hasta aquí, ya no más,… y no por ello sentirnos indignos, ni personas sin compasión, ni comprensión.

Sabemos que en ocasiones es difícil saber dar orden (Leer también: Ordenemos)  sobre todo cuando la implicación sentimental es muy intensa, nos da mucho miedo las posibles consecuencias de perder lo que consideramos que tenemos, relaciones, hijos, etc… y, sobre todo el no ser justos.

 -¿Quién de nosotros no ha tenido otra oportunidad y no la ha dado alguna vez?-

Seguramente todos lo hemos experimentado…

Bloqueamos o apagamos el móvil, nos largamos a despotricar o nos metemos en nuestro cuarto a darnos pena, nos paralizarnos ante lo ocurrido u obramos desde la fuerza que nos da la furia, dejamos de comer, «no podemos» o bebemos hasta ya no poder más. Fumando y metiéndonos de «todo» con tal de pasar por el dolor anestesiados e incluso en ocasiones, llegamos a plantearnos regresar al hogar… hay muchas maneras e infinidad de formas

No descubro nada, sino expongo una verdad que casi todos hemos experimentado,

-¿quién no ha perdido los papeles alguna vez?-

-¿quién no ha tenido esos dos segundos de locura?-

-¿quién no ha tenido una visión sesgada?-

– ¿quién no ha tenido miedo a perder la razón y sentirse equivocado?-… etcétera.

Desde la acción más nimia, hasta la más asombrosa, el caso es que nos ha sorprendido hasta a nosotros mismos.

Nuestras reacciones en ocasiones han sido desproporcionadas evidenciando un intenso y profundo desajuste al experimentar la frustración, la impotencia, la rabia… estuvieron fuera de lugar (Ver: La Lucha).

No hagamos apología de esto, ni lo defendamos y muchos menos lo justifiquemos, pues hay acciones que han generado un terrible daño. Lo que trato es de hacer consciente que esto también es verdad y por supuesto que tenemos el derecho a decir NO, a elegir no vivirlo más, terminar y acabar finalizando la experiencia.

Somos dueños de nosotros mismos y nuestra es la vida.

No somos malas personas por eso, ni personas insensibles, ni frías, ni frívolas, ni rígidas o inflexibles… simplemente llegó el momento de concluir y no continuar viviéndolo

No nos juzguemos vehemente los unos a los otros de forma irreflexiva y apasionada, dejándonos llevar por los sentimientos o los impulsos.

Tenemos ese derecho y seguimos siendo los mismos…

Cada uno de nosotros sabe que de verdad lo ha intentado y lo intenta una y otra vez, somos los más interesados en ordenarlo, pero a veces tenemos que aceptar que el pozo que hemos creado se quedo sin agua, no porque sea un mal pozo, sino que simplemente teníamos que vivirlo y ésa era nuestra enseñanza.

Tenemos derecho a seguir haciendo pozos, a no sentirnos frustrados, errados y equivocados por dejar de intentar y expirar “sacar agua del pozo”, ¡hagámoslo con amor!…

Toda experiencia que vivimos tiene un significado para el encuentro con nosotros, eso significa que debemos ORDENARLAS (Leer: Qué difícil es ordenar) y elegir qué nos define y qué no y, obrar en consecuencia.

Seamos honestos con nosotros mismos .

#Gotitasdeagua888

 

AMISTAD
| |

AMISTAD

AMISTAD, es a ti a quien me dirijo, sé que aún sigues ahí en nuestro interior, sé que poco a poco y pasito a pasito te estamos recuperando, trayéndote al ahora, a este momento presente.

Lo hacemos con mucho miedo, amistad, pero créeme, lo hacemos, aunque aún hay desconfianza, es que no queremos sentirnos más veces tontos por ser buenos y creer en ti, o ingenuos por entregarnos con esperanza y determinación, o ilusos por confiar intensamente en los demás.

Cada vez más, amistad, nos respetamos a nosotros mismos, respetamos lo que sentimos, lo que estamos siendo y la humanidad que hay en nuestro corazón.

Amistad (Leer también: Unirnos), sabemos que es posible el cambio, todos lo sentimos, lo que nos pasa es que a veces nos desesperamos, nos sentimos impotentes e incluso incrédulos, porque no sabemos cómo hacerlo, pero gotita a gotita sí que nos estamos permitiendo que la sabiduría que atesoramos deje que el maestro que somos actúe.

Amistad, ya sabemos que tú existes por el amor al prójimo que poseemos y custodiamos en el corazón, es intrínseco en nosotros, todos nos sentimos bien cuando hacemos que el otro se sienta bien, cuando ayudamos al encuentro. Tal vez es esa la experiencia divina y elevada de ser uno con Dios, ser nosotros mismos, por ser uno con el otro, SER HUMANO gracias al otro que es nuestro hermano, el que nos permite la experiencia.

Volvamos a ser amigos y el resto será la consecuencia, la reacción, el efecto… (Ver: Todos somos colectivo)

Para cambiar lo que hacemos, tenemos que cambiar qué estamos siendo, esa es la asignatura, o más bien, el proceso en el que estamos inmersos.

 

No nos sintamos vencidos, sé que es difícil porque hay muchas maneras de ver el mundo, de visionarlo.

YOSOY de esos que sí perciben que el cambio es creíble, que cada vez somos más conscientes, permisibles y favorables con nuestra transformación.

Sigamos recuperando al ser humano que somos, reconquistando el ser persona.

 La pandemia si algo nos hizo consciente, es que la vida es más importante que las razones, que esto es tránsito, un viaje pasajero, un proceso, que al menos para mí, es fugaz.

A lo mejor deberíamos dejar la incesante búsqueda de darle sentido a la vida, desde la educación competitiva que hemos adquirido, que en ocasiones lo que crea, incentiva e incita es rivalidad, enemigos, perdedores, derrotados, egocéntricos, ególatras, narcisistas, personas individualistas y solitarias, porque también sabemos que somos todo lo contrario, eso sí, cuando lo elegimos, cuando adquirimos la consciencia de que todos somos uno, que vencernos, también es derrotarnos a nosotros mismos, así lo único que define es la manera de cómo aprendimos y no de cómo somos.

Tengamos FE, podemos restablecer, rescatar y reponer los valores intrínsecos de nuestro corazón, sintamos FE en nosotros mismos.

Todos somos humanos queriendo ser la versión más elevada de nosotros, aliviemos las creencias y recobremos la humanidad, la unidad común que todos y cada uno formamos.

 

Vivir es lo que tiene sentido, es así de sencillo a la vez que complejo.

Somos nosotros la vida y tal vez eso es lo que tenemos que recordar, nuestra misión…

De qué nos vale ganar si el otro que somos nosotros pierde;

-¿y si esa competición la mal aprendimos, porque no era competir para ganar o perder, sino para aportar al colectivo, a la UNIDAD que formamos con los demás, nuestra versión más elevada?-

Así triunfamos todos, ganamos lo «mejor» de cada uno.

Todos somos necesarios y lo sabemos, pero a veces esta manifestación tan obvia, no es respetable.

Cada uno vino a vivir una experiencia, su experiencia, es por eso, que lo que cada uno necesita es distinto, deberíamos complementarlas, abandonar nuestros miedos a no ser validados, hay suficiente para todos los que somos y no restarnos y reducirnos  entre nosotros por nuestras creencias,  «todos somos válidos», lo que sí debemos es ordenarnos. La competición existe, es parte de nuestra naturaleza, nos permite evolucionar nuestras destrezas, habilidades, pericias, maestría.

Cuando somos niños, lo de ser mejores o peores definía solamente nuestras acciones, no a nosotros como personas, eso lo teníamos muy claro en nuestro interior, sin que nadie nos lo enseñara, sabíamos que esas acciones eran sólo eso, acciones, que los niños que éramos, era lo que realmente importaba, porque éramos amigos, no había diferencias entre nosotros, eso lo «mal» aprendimos después, a posterior, a nadie excluíamos, y si lo hacíamos, era porque nos enseñaron a hacerlo según las creencias.

Competíamos para experimentar nuestras diferencias en las habilidades, es innato, saca lo mejor de cada uno, para después, con muchísimo amor compartirlo en el colectivo, a nadie dejamos fuera, éramos amigos.

 El amor de SER UNO cuando niños lo tenemos integrado, porque somos amigos, existe una relación real de afecto, simpatía y confianza inquebrantable, existe la amistad.

Cuando tenemos amigos o a alguien con quien simplemente hablar, somos felices, sentimos el afecto entre nosotros.

AMISTAD, eres importante en nuestra vida, eres ese vínculo estrecho con los demás, de afecto, lealtad y respeto.

Cada vez más despliegas tu magia de cariño, compañerismo y hermandad.

Tengamos CONFIANZA en nuestra humanidad interna y FE para materializarla.

 

 

#Gotitasdeagua888

¿CÓMO LO RESOLVEMOS?
|

¿CÓMO LO RESOLVEMOS?

-¿Cómo lo resolvemos?-

Es ese el pensamiento de frustración constante que tenemos en nuestros mapas cognitivos, por nuestra percepción de insuficiencia, siempre hay algo que resolver, porque algo está mal, o es erróneo, o defectuoso, o escaso, …en nosotros, y ¿Cómo lo resolvemos?.

Normalmente nuestro pensamiento es que tenemos poca consciencia, o que somos poco lúcidos, o nada bondadosos, o míseros, o crueles, o vándalos.

Es como si en nuestro corazón solamente albergáramos todo aquello que es «negativo».

Parece que en nosotros no hay amor ninguno y esto lo expreso con ironía, o al menos en ocasiones es así cómo creemos, a veces es consciente y otras no.

Eso del amor, es sólo para algunos privilegiados y elegidos, y si…

-¿Es verdad que tenemos amor en nuestro interior?-

Ese amor que ama al prójimo por amarnos a nosotros mismos, sólo que aún no hemos sabido cómo gestionarlo porque hemos «mal» aprendido.

“Es parte del proceso”

Debemos preguntarnos -¿cómo podemos ordenarlo si nos sentimos insuficientes?-

Hagamos conscientes que en ocasiones no es que no seamos capaces, sino que al sentir que somos insuficientes, no nos malgastamos en discernir por nosotros mismos, sino que es más fácil delegar eso en otro, creencia, … Y que somos nosotros los que tenemos la culpa.

Es así de simple y a la vez complicado como lo hemos aprendido y como también nos han enseñado, quizás es ese EL PROGRAMA que debemos cambiar y digo quizás, por qué no tengo la verdad absoluta, sólo una percepción de ella, la mía, desde mi capacidad de observación, esa que contemplo en mi interior y me vislumbra las dificultades por las que tránsito y he transitado para ser YO en el colectivo (Leer también: Todos somos colectivo), es ese sentirme errado, por no ser como los demás quieren que sean ¡SISTEMA!, que por supuesto pensamos que si son los que están acertados y que además son los que sí tienen la verdad absoluta, los que me dicen que tengo que SER y si no, soy yo el que estoy equivocado, soy el fallido e incluso el falso.

Basta ya, es eso lo que me nace escribir, basta ya de torturarnos ante esta educación sin estima alguna, donde pensamos que hemos venido al mundo generación tras generación sólo para redimirnos, aceptando ser culpables nada más que nacer, de algo que no sabemos, que no hemos vivido y que además no estábamos, al menos como ahora nos identificamos.

Basta ya, de creer que somos defectuosos, que estamos en deuda, que somos poca cosa, que somos menos de lo que se esperaba.

-¿Cómo lo resolvemos?-

Dejando el miedo, abandonémoslo y reprogramemos nuestras creencias, permitiéndonos experimentar sin el juicio de ser pequeños, de ser menor a lo normal.

Seamos naturales y elijamos nosotros. Seamos grandes por ser valientes y afrontar esas experiencias para definirnos en nuestro amor propio y el amor al prójimo, para encontrarnos a nosotros mismos en la armonía que nos permite el equilibrio del movimiento de la experiencia.

Ese bien o mal es relativo y depende sólo de nosotros.

Nadie mata de manera innata, nadie de nosotros lo tiene grabado en su corazón, por más que a veces, así lo parezca o nos los hagan percibir de esa manera, ningún niño viene así, ninguno siente el acabar con la vida de otro, sólo lo hacemos si tenemos la creencia que justifica de que eso, es lo mejor para nuestra visión del mundo y este es sólo un ejemplo de tantos. Eso es lo que debemos hacer consciente, son las razones de nuestras creencias, esas, que a veces nos hace ver al resto de nosotros, no como personas iguales que pasan por las mismas vicisitudes emocionales para el encuentro con nosotros mismos (Leer también: ¿Qué difícil es ordenar?, sino como enemigos acérrimos que nos quitan la razón.

“TODOS SOMOS UNO”

-¿Cómo lo resolvemos?-

Siendo nosotros mismos, tal y como somos, y afrontando el miedo que nos lo impide, las creencias… (Ver: Desnudarnos)

#Gotitasdeagua888

CLÁSICOS
|

CLÁSICOS

A veces, en mi observación, percibo que en ocasiones hemos entendido que hacer lo contrario a lo clásico es el camino.

Lo que nos diferencia, es esa parte bohemia que hay en nuestro aparente egocentrismo, esa parte individualista que pensamos que nos distingue ante los demás, que somos originales y quizás únicos, simplemente por no llevar una vida «clásica».

A lo largo de mi experiencia, he comprobado que muchos de nosotros no sólo no éramos originales (Ver: Desnudarnos), sino todo lo contrario, muy influenciables y moldeables, pero creíamos que sí, porque no repetíamos las mismas acciones clásicas, éramos guay, alucinantes, fantásticos.

No éramos conscientes que estábamos dominados por el sistema, además con autoridad y peso, porque nos ofrecía lo distinto a lo clásico, para ser sólo la reacción y no la acción de ser coherentes con nosotros mismos, pensando que sí, y así depender siempre del sistema mismo que nos predicó.

A cuantos amigos y compañeros vi fumar, beber, transgredirse desde muy temprana edad pensando que así ya eran adultos y que eso los hacía diferentes.

-¿Acaso eso era ser distinto?-

Lo hacíamos casi todos, … Y así con todo,-con el compromiso, la lealtad, el honor, el respeto.

Nos solía mover una sola cosa y era destacar ante los demás sin SER CONSCIENTES. Lo importante era no ser igual al resto «clásicos», para conseguir ser centro de atención, de esa quizás falacia y engañosa distinción.

Cuando se vive en armonía queremos dejar de ser algo que no somos y no estar constantemente pendientes de esa vida poco convencional, poco organizada y extravagante que parece libre, llamada bohemia, para vivir el orden (leer también: Vivirnos), eligiendo y ocupándonos de ese nuestro compromiso adquirido libremente.

Somos muchos los que en este bagaje hemos claudicado ante la verdad, para dejar ese cansancio que en ocasiones es agónico, que nos supone el pasotismo, dejadez y la indiferencia que usamos para no ser clásicos, muchas de las veces esa desgana o desinterés es desconocido por nosotros.

Yosoy clásico, no por hacer lo que los demás hacen, sino por comprometerme desde mi libertad a crecer con los demás, siendo parte del colectivo que con ellos formo.

Yosoy clásico, por adquirir la responsabilidad de ser y hacer desde esa mi libertad, sin estar pendiente de ser rebelde, ni estar en contra, simplemente ser yo y coherente con mi elección.

Yosoy clásico, por vivir ordenando esas vivencias y no estar buscando darle un sentido excéntrico que me aparte de lo que es común en mí.

Yosoy clásico, por no estar pendiente de vestirme, hablar o comportarme de una manera extraña o poco común, para sentirme distinto.

Cuando expreso esto, lo que trato de manifestar es que cuando estamos pendientes de hacer para ser distintos, estamos en la reacción y necesitamos de una guía para poder hacer lo contrario, por tanto debemos de ser conscientes que somos sólo eso, seres pendientes de ser poco comunes, raros y extraños…

-¿Eso es SER NOSOTROS?-

Quizás llevamos mucho tiempo buscando cómo ser diferentes y distintos, haciendo todo eso que creíamos para ello y no nos hemos dado cuenta de que ya somos originales y auténticos.

…Nosotros ya somos inéditos.

#Gotitasdeagua888

TE LO DIJE
|

TE LO DIJE


El Aprendizaje de no Decir «Te lo Dije»

Son muchas las veces que dije: «Te lo dije».

Esas veces siempre generaron daño, indudablemente al receptor y a mí, por el sentimiento de frustración de que, sabiéndolo, no pude hacer nada. Solo recoger al ser que amas entre lágrimas, las suyas por el proceso de desencuentro y desarmonía, y las mías por el dolor de la impotencia de no haber sabido llegarle y aportar esa percepción distinta para que dilucidara qué era lo que realmente quería.

Son muchas las veces que metí la pata por intentar, desde mi humilde visión, que no la «metieran». Menudo error, que me llevó años descubrir que eso no era capacidad de liderazgo, sino usar el liderazgo para elegir por los demás. Que eso no era respeto, sino todo lo contrario: imponer mi visión de las cosas por más loables que estas fueran.

—Eso me enseñó mucho—


Me enseñó que el amor es respetar lo que cada uno tiene que vivir.

Me enseñó que la elección de lo correcto o incorrecto solo le corresponde a quien lo vive.

Me enseñó que si tenía esa gran capacidad, como los demás constantemente decían, la pusiera al servicio, pero no para imponer lo mejor para cada uno, sino para aportar la luz suficiente, las herramientas para que se percataran de que, si lo elegían, podía haber otra forma o manera.

Me enseñó que pretender imponer era pecar de soberbia, aun sintiendo desde mi percepción que mi pretensión era honorable.

Me enseñó a estar con mi mejor cara, mi mejor sonrisa, para poder decirles, cuando llegaba el daño intenso, el dolor que dejaba la experiencia: «Tranquilo, todo pasa, es un momento de dureza de la vida, donde te está mostrando algo que te hará más fuerte, más tú, quizás el cambio de percibirlo de otro modo.»


Me enseñó que cada uno tiene que vivirlo, que no se puede ir en contra de su proceso natural, de su propio destino.

Me enseñó que la vida es esa causa y efecto.

Me enseñó a no decir más «TE LO DIJE», sino muy al contrario: «De aquí saldrás transformado, esto te hará conocerte aún más, te hará mucho más sabio.»

Me enseñó a sentir que el dolor es lo que da Valor.

Me enseñó a usar de mejor manera mi talento y no intervenir en el otro por mi propia iniciativa.

Me enseñó a respetar que lo usara, solo si el otro me lo pedía, aunque no fuera consciente de que me lo estaba pidiendo.

Me enseñó a esperar de mejor guisa para abrazarlo con intensidad después de la caída.

Me enseñó a no continuar y dejar ir, con la amabilidad del hermano que acepta con agrado y satisfacción, y no dejarme llevar por mi debilidad de no querer que el otro sufra ese dolor que veía.

Me enseñó a marcharme solo con el dolor de la despedida, pero sin el dolor de no haber entregado todo de mí.

Me enseñó que cuando el ciclo acaba, por amor hay que despedirse y continuar, para que ese ser y yo sigamos creciendo y encontrándonos.


Un Sueño de Libertad y Comprensión

A día de hoy, aun sabiendo todo esto, aun experimentándolo en mi constancia, sigo aprendiendo y preguntándome cómo puedo decir las cosas sin invadir el espacio del otro, sin influir en sus acciones, solo ser una SUMA.

Ciertamente sigo aprendiendo, intentando aprender más «rápido» para que ese mundo que recuerdo en mi corazón sea posible: el entendimiento de respetar el proceso de cada uno.

Aprender cómo aportar la ayuda, si se me solicita, de la mejor manera, para que cada uno pueda disfrutar de la felicidad de ser LIBRE por haberse encontrado…


A día de hoy aún sigo siendo aquel niño que quiere simplemente hacer sus sueños realidad o de su realidad un sueño.

José Acosta


#Gotitasdeagua888

AMOR PROPIO
| |

AMOR PROPIO

A veces es difícil permanecer en nosotros mismos. Nuestra capacidad de observación está en proceso y no solemos vernos hasta que creamos esa oportunidad.

Cuando hemos terminado una relación y todo está en apariencia «sano», ha transcurrido el tiempo personal suficiente y nos sentimos armonizados con respecto a ello. Sin embargo, debemos observarnos para ver si eso es realmente así.

En ocasiones, podemos utilizar nuestro propio lenguaje, el que usamos para expresarnos, como una herramienta para vernos a nosotros mismos.

Cuando alguien nos pregunta por qué terminó o cómo era la relación o nuestra expareja, hay respuestas como:

«Acabó porque no me quería…»

«La convivencia no era desagradable, más bien era afable. Mi excompañero/a era bastante astuto/a.»

Hagamos una exploración e indaguemos en esas aparentes expresiones. Observémoslo y permitámonos comprobarlo, eso sí, sin la búsqueda de la culpabilidad o de la vergüenza.

—¡Sin el juicio!— pues la verdad es la de cada uno.

Estamos diciendo que nuestra verdad era que: ¿Si la expareja nos hubiera querido de la manera y forma que nosotros pensábamos, que necesitábamos, hubiéramos seguido?


Quizás nos mostró que nosotros no nos amábamos, no sentíamos el AMOR PROPIO


—¡Hemos elegido el descarte!—

La convivencia era buena, me hacía reír y era afable… —¿Eso significa que era comprometido y responsable?— Entonces, ¿quiere decir que la expareja era quien «dominaba» y nosotros los «sumisos» por nuestra necesidad y el anhelo de cumplir con lo que proyectábamos del amor?

Quizás nos mostró que éramos muy injustos y además teníamos una actitud vejatoria con nosotros, por nuestras penurias. Quizás lo único importante para nosotros era conseguir la idea que teníamos de AMOR.


—¡Hemos elegido el descarte!—

«Mi excompañero/a era muy astuto/a para todo, hasta para engañarme engatusándome…» —¿Y nosotros?—

Quizás nos visualizó nuestra falta de respeto y lealtad a nuestros propios criterios y la capacidad que nuestra inteligencia tiene de discernir. Si la expareja era astuta…

—¿Qué somos nosotros?…


—¡Hemos elegido el descarte!—

Lo que trato de visibilizar es que a veces nosotros no estamos en la elección, sino en el descarte.

Era la expareja quien tenía la llave de nuestra elección, dependíamos de ella para después elegir nosotros.

Lo dejamos porque no había amor de unidad.

La convivencia era afable, sin embargo, estaba desordenada y yo me sentía con toda la responsabilidad del compromiso. Mi debilidad hizo que no estuviera acertado/a mientras lo vivía, hizo que no viera la verdad que sentía… hasta que la vi…

—¡Ahí sí hemos elegido la elección, ya no es el descarte!—

Quizás pensamos que así somos nosotros mismos y, justamente eso es antagónico desde mi percepción, es lo más alejado que está de nuestra verdad.

Debemos observarnos, ser lo más sinceros posible con nuestra verdad e ir creando con nuestras elecciones y no con los descartes. Si no, somos las consecuencias de las acciones de los otros.

Ahora es un buen momento para observarlo. Ya nuestras consciencias tienen la capacidad de hacerlo, solo nos falta llevarlo a la acción.


Eso es AMOR PROPIO


Gotitas de Agua no hace juicios, sino observaciones. Lo único que pretende es que cuestionemos si nuestras acciones nos definen o no, y eso siempre que lo sintamos oportuno y necesario… es nuestra elección.

Elijamos por nosotros mismos, sin estar pendientes de los demás. 💦


#Gotitasdeagua888

UNIRNOS
| |

UNIRNOS


En la vida, es la UNIÓN lo que nos genera fortaleza y es la fortaleza la que nos da el poder de transformar, de crear, el poder de la alquimia. Sin embargo, a veces, solo buscamos y codiciamos el poder sin darnos cuenta de que ese deseo de poder es el que nos separa, nos aísla y nos aleja del prójimo, e incluso, en ocasiones, nos elimina como si fuéramos desechos, desperdicios, sobras.

Queremos poder porque aún no sentimos que «los otros son una unidad con nosotros», sino que están separados, apartados, lejos, porque tienen creencias distintas, razones diferentes, pensamientos contrarios.

Debemos ser conscientes de que, para nosotros y la sociedad, lo único que tiene más valor que la misma vida es nuestra razón. Lo hemos observado constantemente a lo largo de la historia y también en la historia presente, la que ahora mismo escribimos; todavía hay guerras. Tal vez no somos del todo conscientes para poder observarlo…

La razón es el valor supremo de la vida, es la guía. ¿Es eso cierto, o es la misma vida, el valor supremo, lo que más valor tiene? Hemos matado a muchas personas por ello, y lo seguimos haciendo. A veces incluso lo hemos hecho y lo hacemos en nombre de Dios; nos quitamos la vida de manera impune por esa razón o razones… Por lo tanto, nos justificamos, porque somos los poseedores de la razón, es decir, de la verdadera verdad.

Esa enseñanza nos viene heredada desde hace muchísimo tiempo, desde nuestros antepasados, generación tras generación, por nuestras creencias. Aquellos seres que no tienen la misma que la nuestra, lo mejor es romper con ellos; son los equivocados o los malos, debemos desligarnos e inclusive, repudiarlos, despreciarlos, censurarlos.

Es esa desunión, usada en nuestra educación a través de la religión, la política, la espiritualidad, los géneros, etc., la que nos divorcia y desconecta del amor al prójimo, nos aparta y nos excluye del «SER HUMANO que somos».

Es ese dividirnos el que nos dispersa y acentúa nuestro individualismo; solo son válidos aquellos que piensan como nosotros, dejando de sentir que los demás son uno con nosotros, que todos SOMOS UNO. Esto hace que ambicionemos adictivamente el poder, hasta cotas insospechadas, donde todo vale, incluida la vida si así fuera necesario, con tal de conseguirlo y mostrar que somos nosotros los que tenemos la auténtica verdad.

Sin embargo, si nos enseñaran que el poder de la vida, de la creación, nace de la UNIÓN de todos nosotros, de nuestra fortaleza interior, quizás empezaríamos a ADQUIRIR LA CONSCIENCIA de que ese es el poder para crear de otra manera y empezaríamos la real y genuina transformación en ese mundo «nuevo» que anhelamos, ese mundo que define a la vida.


La Vida y el Poder de la Unión

«La vida somos y el otro eres tú mismo», ese es el respeto a nuestra humanidad, a nuestros corazones, eso es parte del proceso de encuentro.

No se trata de separarnos por tener percepciones distintas de la vida que somos, sino de unirnos y complementarnos, sumar los unos en los otros. Ese es el poder que hay en nuestro interior, y esa suma de cada uno de nosotros nos revela que la fortaleza interior de la UNIÓN nos da el poder del universo para crear, concebir, establecer; y es en la separación donde se disipa, se esfuma y se desvanece, generando una grandísima lucha encarnizada por el poder.


Verdadera Fortaleza

La fortaleza interior no se obtiene del poder; es al contrario, es el poder quien surge de la fortaleza interior de la UNIÓN.

La separación continúa disfrazada como fortaleza, desde los países con su patriotismo y fronteras, la política, economía, religiones y las creencias. Dejemos de separarnos entre nosotros como si no fuéramos TODOS UNO, sino enemigos acérrimos, decididos y convencidos. Esta gran falacia la hemos perpetrado en el tiempo, es nuestro legado y continuamos con ella.


Despertemos

Despertemos.


Es la UNIÓN quien genera la fortaleza interior de la creación, del cambio, la suma de todas y cada una de las percepciones, la que nos da el PODER de la transformación, la creación que nos define a todos.


#Gotitasdeagua888

QUE DIFÍCIL ES ORDENAR
|

QUE DIFÍCIL ES ORDENAR


La Dificultad de Ordenar y el Autoengaño

Qué difícil es ordenar cuando ni siquiera se aprecia el desorden, cuando la percepción que tenemos de nosotros mismos es todo lo contrario: una vida ordenada, cabal, coherente, con sentido.

Qué difícil es ordenar cuando la imagen que observamos de nosotros es una imagen de lucha, pero no de desorden; de resistencia, pero no de desorden; de oposición, pero no de desorden; de rebeldía, pero no de desorden; de obstinación, pero no de desorden; de repulsa, pero no de desorden…

Hasta que un día llega alguien que nos vislumbra la grandísima debilidad y fragilidad que poseemos, el colosal desorden de solo ser la intención de querer ser alguien que se siente apto porque los demás lo aprueban, alguien que se siente parte del colectivo porque lo validan. Y esto, incluso a costa de renunciar a nosotros mismos, adaptándonos, abandonándonos y rindiéndonos a ser tal y como somos.

Llegan relaciones por doquier donde lo único que buscamos es sentirnos capaces, como son los demás, engañando a nuestros sentimientos. Tal es el anhelo de vivir cumpliendo la norma que nos certifica, la que nos homologa y nos ratifica, que llegamos a «prostituirnos» por el deber y la obediencia, y así poder sentirnos corroborados.

Todo vale con tal de conseguirlo, y sin ser conscientes en la mayoría de las ocasiones, ni pretenderlo, el amor se convierte en la incansable, inagotable e infatigable carrera de lograr y alcanzar la meta de vivir en pareja. Da igual con quién, eso es secundario. Cualquier sentimiento hacia esa persona nos detona una gran e inmensa ilusión y alimenta nuestras razones para conseguirlo.


El Miedo a Perder y el Desorden de las Relaciones

Se apodera de nosotros el miedo a perder y mantenemos relaciones disimuladas, solapadas, sinuosas, falaces, incluso escabrosas y desconfiadas.

Nos adaptamos emocional y sentimentalmente, y nos adecuamos, acondicionando todo de manera laboriosa y voluntariosa. En vez de ordenar y equilibrar armonizando, nos vamos al DESORDEN que nos muestra el otro, lo acompañamos en todas sus ausencias, sin discernimiento alguno por nuestra parte; tenemos el gran objetivo de vivir en pareja.

Los criterios que regían o rigen nuestra vida, optamos por que desaparezcan y nos convertimos en fieles cómplices de lo que no somos, haciendo cosas por hacer, siguiendo esa ausencia a través del otro, siendo partícipe y copartícipe con la pareja elegida, colaborando en cosas que ni siquiera nos habíamos o nos hemos planteado, estaban y están vetadas, prohibidas, censuradas o bien desaprobadas por nuestros valores. Sin embargo, nos adiestramos libremente, porque creemos que es lo que hay que hacer para estar protegidos y ser calificados como aptos, capaces y suficientes.


Verdad y Humildad

«Lo único que crea verdad es la verdad» José Acosta

Quizás es hora de observar que es propio, característico e inherente a nosotros y contemplar si nos estamos respetando. Somos merecedores de amor propio y el RESPETO es parte del proceso.

El camino lo debe hacer cada uno por sí mismo, es libre y personal, depende de cada uno cómo quiera caminarlo. En mis letras no hay juicio, sino observación; no hay aleccionamiento, sino contemplación; no hay examen, sino introspección; no hay advertencia, sino empirismo; no hay aviso, sino aclaración…

«La humildad es la capacidad de ver nuestra verdad» José Acosta

Tal vez llegó el momento de dejar de justificarnos exponiendo nuestras razones para que sea admisible y no censurable e inadecuado, y ENCONTRARNOS.


Nuestro Viaje Interior


Nuestro viaje es al interior de nosotros y la única manera de hacerlo es adquiriendo consciencia de nosotros mismos, en el proceso que es la vida.


#Gotitasdeagua888

EL PERDÓN
| |

EL PERDÓN


El Perdón Genuino

El perdón no es una herramienta estratégica que usamos para conseguir un fin. A veces lo empleamos con una buena intención, pero en cuanto empezamos a exponer los motivos y el porqué de ese perdón, la auténtica verdad aflora. Entonces, la palabra «perdón» se convierte en una excusa para que nuestra mente se desahogue, enumerando todas las razones por las que actuamos, y dejando de lado lo que realmente hicimos.

Debemos reconocer que, de una forma u otra, seguimos creyendo que los demás son responsables de nuestras acciones. Todavía no nos hemos perdonado a nosotros mismos y, sin embargo, ya queremos pedir perdón a otros.

Necesitamos ser honestos y sensatos con nosotros mismos. Si seguimos justificándonos, estamos abusando del privilegio que nos otorga la palabra perdón. No lo estamos pidiendo de verdad, sino que hemos aprendido que al pedir perdón tenemos la posibilidad de seguir perteneciendo al colectivo, al grupo, a la pareja, etc. Al hacerlo, manchamos su significado, culpabilizando en lugar de asumir la responsabilidad, como tantas veces hemos hecho.

Como, por ejemplo: «Es que me hiciste…», «es que me dijiste…», «es que pensé esto…», «es que fuiste de esta manera…», «o es que me provocaste…» A veces es difícil verlo, e incluso si lo hacemos, encontrar el equilibrio.

Cuando esto sucede, es porque creemos que todo está fuera de nosotros, que es culpa de lo que los demás nos hacen, y no de lo que está dentro, en nuestro interior, de cómo percibimos y, en ocasiones, permitimos.

¡Ya dejamos de ser responsables!


La Verdad del Perdón

El perdón pierde su sentido y se convierte en una herramienta para desahogar nuestras razones, sin importar nuestras acciones desarmonizadas.

El PERDÓN es renunciar a la «venganza» o a la reclamación de un castigo, es decir, es no tener en cuenta la ofensa. Los que perdonamos no hacemos justicia al conceder el perdón, sino que aceptamos que la justicia es renunciar al castigo, porque sentimos que lo justo es el proceso que se vive. Ese proceso nos permite encontrarnos a nosotros mismos y elegimos eso como compensación, en pro de una verdad más elevada que la que teníamos y que suma a la vida que somos.

¡Eso es lo justo, el amor al prójimo que hay en nuestro interior!

Somos actores principales y secundarios en nuestra obra y en la de los demás… A veces es difícil…

El PERDÓN es un beneficio tanto para el perdonado como para el perdonante que tiene la sana intención de restaurar y recomponer la relación o, en su defecto, de no intervenir en la vida del perdonado de manera deshonesta, malhumorada o malintencionada.

Que la relación con el ofensor u ofensores, sea la que se elija, goce del orden que da la armonía.

El PERDÓN debe estar ordenado para que contribuya a la armonía de la cohesión social y a vivir en Paz, evitando espirales de venganza. Si lo desordenamos, el foco estará solamente en evitar la espiral o cadena de «venganza» por miedo y no por la propia acción que significa el PERDÓN, que hace que la espiral o cadena no se cree.

La línea es muy delgada y solo cada uno de nosotros podrá saberlo…


Sabiduría al Perdonar

Seamos lúcidos y, cuando pidamos PERDÓN porque así lo sentimos, expongamos solo el daño ocasionado que nuestras acciones generaron, porque sentimos que esas acciones no nos definen, sino que definen nuestra frustración, nuestra impotencia, etc., y no la verdad del amor que sentimos.

Hagamos un buen uso de la ACCIÓN del PERDÓN y no lo confundamos con el olvido. Olvidar no es perdonar y, además, eso es parte de la verdad acumulada de nuestra experiencia de vida, que nos permite ORDENARLA…

¡Eso es SABIDURÍA!

Es hora de perdonarnos.

Somos ambos perdonantes y perdonados.

Perdonemos pronto y sigamos… 💦


#Gotitasdeagua888