AMISTAD
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AMISTAD

AMISTAD, es a ti a quien me dirijo, sé que aún sigues ahí en nuestro interior, sé que poco a poco y pasito a pasito te estamos recuperando, trayéndote al ahora, a este momento presente.

Lo hacemos con mucho miedo, amistad, pero créeme, lo hacemos, aunque aún hay desconfianza, es que no queremos sentirnos más veces tontos por ser buenos y creer en ti, o ingenuos por entregarnos con esperanza y determinación, o ilusos por confiar intensamente en los demás.

Cada vez más, amistad, nos respetamos a nosotros mismos, respetamos lo que sentimos, lo que estamos siendo y la humanidad que hay en nuestro corazón.

Amistad (Leer también: Unirnos), sabemos que es posible el cambio, todos lo sentimos, lo que nos pasa es que a veces nos desesperamos, nos sentimos impotentes e incluso incrédulos, porque no sabemos cómo hacerlo, pero gotita a gotita sí que nos estamos permitiendo que la sabiduría que atesoramos deje que el maestro que somos actúe.

Amistad, ya sabemos que tú existes por el amor al prójimo que poseemos y custodiamos en el corazón, es intrínseco en nosotros, todos nos sentimos bien cuando hacemos que el otro se sienta bien, cuando ayudamos al encuentro. Tal vez es esa la experiencia divina y elevada de ser uno con Dios, ser nosotros mismos, por ser uno con el otro, SER HUMANO gracias al otro que es nuestro hermano, el que nos permite la experiencia.

Volvamos a ser amigos y el resto será la consecuencia, la reacción, el efecto… (Ver: Todos somos colectivo)

Para cambiar lo que hacemos, tenemos que cambiar qué estamos siendo, esa es la asignatura, o más bien, el proceso en el que estamos inmersos.

 

No nos sintamos vencidos, sé que es difícil porque hay muchas maneras de ver el mundo, de visionarlo.

YOSOY de esos que sí perciben que el cambio es creíble, que cada vez somos más conscientes, permisibles y favorables con nuestra transformación.

Sigamos recuperando al ser humano que somos, reconquistando el ser persona.

 La pandemia si algo nos hizo consciente, es que la vida es más importante que las razones, que esto es tránsito, un viaje pasajero, un proceso, que al menos para mí, es fugaz.

A lo mejor deberíamos dejar la incesante búsqueda de darle sentido a la vida, desde la educación competitiva que hemos adquirido, que en ocasiones lo que crea, incentiva e incita es rivalidad, enemigos, perdedores, derrotados, egocéntricos, ególatras, narcisistas, personas individualistas y solitarias, porque también sabemos que somos todo lo contrario, eso sí, cuando lo elegimos, cuando adquirimos la consciencia de que todos somos uno, que vencernos, también es derrotarnos a nosotros mismos, así lo único que define es la manera de cómo aprendimos y no de cómo somos.

Tengamos FE, podemos restablecer, rescatar y reponer los valores intrínsecos de nuestro corazón, sintamos FE en nosotros mismos.

Todos somos humanos queriendo ser la versión más elevada de nosotros, aliviemos las creencias y recobremos la humanidad, la unidad común que todos y cada uno formamos.

 

Vivir es lo que tiene sentido, es así de sencillo a la vez que complejo.

Somos nosotros la vida y tal vez eso es lo que tenemos que recordar, nuestra misión…

De qué nos vale ganar si el otro que somos nosotros pierde;

-¿y si esa competición la mal aprendimos, porque no era competir para ganar o perder, sino para aportar al colectivo, a la UNIDAD que formamos con los demás, nuestra versión más elevada?-

Así triunfamos todos, ganamos lo «mejor» de cada uno.

Todos somos necesarios y lo sabemos, pero a veces esta manifestación tan obvia, no es respetable.

Cada uno vino a vivir una experiencia, su experiencia, es por eso, que lo que cada uno necesita es distinto, deberíamos complementarlas, abandonar nuestros miedos a no ser validados, hay suficiente para todos los que somos y no restarnos y reducirnos  entre nosotros por nuestras creencias,  «todos somos válidos», lo que sí debemos es ordenarnos. La competición existe, es parte de nuestra naturaleza, nos permite evolucionar nuestras destrezas, habilidades, pericias, maestría.

Cuando somos niños, lo de ser mejores o peores definía solamente nuestras acciones, no a nosotros como personas, eso lo teníamos muy claro en nuestro interior, sin que nadie nos lo enseñara, sabíamos que esas acciones eran sólo eso, acciones, que los niños que éramos, era lo que realmente importaba, porque éramos amigos, no había diferencias entre nosotros, eso lo «mal» aprendimos después, a posterior, a nadie excluíamos, y si lo hacíamos, era porque nos enseñaron a hacerlo según las creencias.

Competíamos para experimentar nuestras diferencias en las habilidades, es innato, saca lo mejor de cada uno, para después, con muchísimo amor compartirlo en el colectivo, a nadie dejamos fuera, éramos amigos.

 El amor de SER UNO cuando niños lo tenemos integrado, porque somos amigos, existe una relación real de afecto, simpatía y confianza inquebrantable, existe la amistad.

Cuando tenemos amigos o a alguien con quien simplemente hablar, somos felices, sentimos el afecto entre nosotros.

AMISTAD, eres importante en nuestra vida, eres ese vínculo estrecho con los demás, de afecto, lealtad y respeto.

Cada vez más despliegas tu magia de cariño, compañerismo y hermandad.

Tengamos CONFIANZA en nuestra humanidad interna y FE para materializarla.

 

 

#Gotitasdeagua888

UNIRNOS
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UNIRNOS


En la vida, es la UNIÓN lo que nos genera fortaleza y es la fortaleza la que nos da el poder de transformar, de crear, el poder de la alquimia. Sin embargo, a veces, solo buscamos y codiciamos el poder sin darnos cuenta de que ese deseo de poder es el que nos separa, nos aísla y nos aleja del prójimo, e incluso, en ocasiones, nos elimina como si fuéramos desechos, desperdicios, sobras.

Queremos poder porque aún no sentimos que «los otros son una unidad con nosotros», sino que están separados, apartados, lejos, porque tienen creencias distintas, razones diferentes, pensamientos contrarios.

Debemos ser conscientes de que, para nosotros y la sociedad, lo único que tiene más valor que la misma vida es nuestra razón. Lo hemos observado constantemente a lo largo de la historia y también en la historia presente, la que ahora mismo escribimos; todavía hay guerras. Tal vez no somos del todo conscientes para poder observarlo…

La razón es el valor supremo de la vida, es la guía. ¿Es eso cierto, o es la misma vida, el valor supremo, lo que más valor tiene? Hemos matado a muchas personas por ello, y lo seguimos haciendo. A veces incluso lo hemos hecho y lo hacemos en nombre de Dios; nos quitamos la vida de manera impune por esa razón o razones… Por lo tanto, nos justificamos, porque somos los poseedores de la razón, es decir, de la verdadera verdad.

Esa enseñanza nos viene heredada desde hace muchísimo tiempo, desde nuestros antepasados, generación tras generación, por nuestras creencias. Aquellos seres que no tienen la misma que la nuestra, lo mejor es romper con ellos; son los equivocados o los malos, debemos desligarnos e inclusive, repudiarlos, despreciarlos, censurarlos.

Es esa desunión, usada en nuestra educación a través de la religión, la política, la espiritualidad, los géneros, etc., la que nos divorcia y desconecta del amor al prójimo, nos aparta y nos excluye del «SER HUMANO que somos».

Es ese dividirnos el que nos dispersa y acentúa nuestro individualismo; solo son válidos aquellos que piensan como nosotros, dejando de sentir que los demás son uno con nosotros, que todos SOMOS UNO. Esto hace que ambicionemos adictivamente el poder, hasta cotas insospechadas, donde todo vale, incluida la vida si así fuera necesario, con tal de conseguirlo y mostrar que somos nosotros los que tenemos la auténtica verdad.

Sin embargo, si nos enseñaran que el poder de la vida, de la creación, nace de la UNIÓN de todos nosotros, de nuestra fortaleza interior, quizás empezaríamos a ADQUIRIR LA CONSCIENCIA de que ese es el poder para crear de otra manera y empezaríamos la real y genuina transformación en ese mundo «nuevo» que anhelamos, ese mundo que define a la vida.


La Vida y el Poder de la Unión

«La vida somos y el otro eres tú mismo», ese es el respeto a nuestra humanidad, a nuestros corazones, eso es parte del proceso de encuentro.

No se trata de separarnos por tener percepciones distintas de la vida que somos, sino de unirnos y complementarnos, sumar los unos en los otros. Ese es el poder que hay en nuestro interior, y esa suma de cada uno de nosotros nos revela que la fortaleza interior de la UNIÓN nos da el poder del universo para crear, concebir, establecer; y es en la separación donde se disipa, se esfuma y se desvanece, generando una grandísima lucha encarnizada por el poder.


Verdadera Fortaleza

La fortaleza interior no se obtiene del poder; es al contrario, es el poder quien surge de la fortaleza interior de la UNIÓN.

La separación continúa disfrazada como fortaleza, desde los países con su patriotismo y fronteras, la política, economía, religiones y las creencias. Dejemos de separarnos entre nosotros como si no fuéramos TODOS UNO, sino enemigos acérrimos, decididos y convencidos. Esta gran falacia la hemos perpetrado en el tiempo, es nuestro legado y continuamos con ella.


Despertemos

Despertemos.


Es la UNIÓN quien genera la fortaleza interior de la creación, del cambio, la suma de todas y cada una de las percepciones, la que nos da el PODER de la transformación, la creación que nos define a todos.


#Gotitasdeagua888

ALIGERAR EL EQUIPAJE
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ALIGERAR EL EQUIPAJE

Aligerar el Equipaje


Aligerar el equipaje, así es…

—¿Quién de nosotros, si pudiera hacerlo, no negociaría aligerar el equipaje emocional que nos atormenta?—

Lo cierto es que nos gustaría; sin embargo, aun pudiendo hacerlo, a veces es muy difícil.

Somos el programador y el programa.

Esa gran dicotomía la hemos de ajustar y conciliar, y eso lleva su tiempo. Su reprogramación, de vez en cuando, se consigue, y otras se intenta.

Desde mi observación, siento que comenzamos a estar preparados para atendernos, escucharnos y, si fuera necesario, repararnos.

Empezamos a ser conscientes de que lo que hemos hecho hasta ahora para vivir nuestra vida, en ocasiones, no nos define a nosotros mismos, sino que define los principios ideológicos y morales por los que se guía esta sociedad.


Estamos hartos de luchar, de pelear como jabatos, para no sentirnos cuestionados y culpables.

Nuestra prioridad suele ser atender el miedo antes que a nosotros, el miedo que nos produce no ser validados y lo importantísimo que es tener la aprobación.

Es muy complicado, a veces, “vaciar el equipaje emocional”, porque son sentimientos intensos que tambalean nuestros cimientos, esa aparente verdad que pisamos, que establece, que precisa quiénes somos y eso nos hace sufrir, cada vez que no conseguimos el objetivo anhelado de ser estimados, considerados y respetados.

Es enrevesado querer y no poder, intentarlo y no conseguirlo, esforzarse y no lograrlo… Salir de ese bucle incesante de pensamientos desesperados e incluso, a veces, penosos.

Nos sentimos atrapados, porque la línea que diferencia la aceptación del proceso y la del respeto a uno mismo, es muy delgada, es muy fina…


—¿Somos comprensivos, compasivos y humanitarios o intolerantes, crueles e inhumanos?—

Cuando llegamos a la vida de alguien o llega alguien a la vida nuestra, con un pasado vivido, y puede ser que ese pasado, desde nuestra visión, sea antagónico a como percibimos nuestros valores, los principios morales por los que se rige nuestra vida.

Ese ser no llega de manera casual y nosotros no elegimos de quiénes nos enamoramos; llega porque algo nos tenemos que aportar… Mientras nos vamos conociendo, empezamos a abrirnos y a desvestirnos de esa nuestra verdad, y al ir despojándonos de todo ese sumario, a veces empezamos a sentir lo opuesto, lo incompatible, lo inadecuado, e incluso en ocasiones, lo irreconciliable.

Normalmente, cuando eso es así, casi todos los pensamientos van dirigidos a la exclusión, a la ruptura, son cíclicos e intensos, y además, deambulan constantemente.

En todo ese viaje fascinante de desarrollo nos sentimos tontos, estúpidos, bobos, como que estamos renunciando a nosotros mismos y puede ser que esto sea así, por tanto, nos cuesta mucho rendirnos ante ese enjuiciamiento de validez por nuestra forma de visualizar el mundo, la manera de cómo hay que vivir, pero…


—¿Y si no es así?— —¿Y si lo que estamos experimentando es la capacidad de amarnos a nosotros mismos, por amar al prójimo en su proceso de encuentro?—

Cuando elegimos conscientemente, no renunciamos, sino que elegimos qué queremos vivir; ese es el foco desde donde proyectamos, el epicentro donde elegimos, no hay división con el corazón.

En el mundo de lo relativo en el que vivimos, todo es complejo y a la vez sencillo, todo es válido; lo que nos distingue es la sabiduría con la que nuestra consciencia elige y decide las acciones que acomete.

Si las acciones nos reafirman y nos hacen sentir realizados, tenemos el centro de nuestra energía en la elección, en la decisión; si no es de esta manera, entonces el centro de nuestra energía lo tenemos en la renuncia a ser nosotros mismos… y probablemente eso nos haga querer abandonar, dimitir, desistir.


Es tarea ardua, porque no sabemos si estamos acertados en nuestra elección, o si estamos dejándonos llevar por no saber dar orden al sentimiento. El caso es que ese pleito, esa causa en nuestro interior campa a sus anchas, sin previo aviso, ni contemplación, ni compasión, a cualquier hora, haciendo daño, mucho daño.

Son de esos momentos en los que se nos pone un nudo en el estómago, aparece la ansiedad y el nerviosismo, la intranquilidad es parte del día, porque el equipaje está lleno. Además estamos debilitados por el intenso esfuerzo de cerrar la maleta del desasosiego que lleva el equipaje del boicot y la impaciencia, incluso a veces, también lleva el intenso chantaje emocional que en ocasiones nos puede engañar, traicionar y someter.

Por eso tenemos el afán y el empeño de cerrarla bien, para que no nos dañe más.

< Nos sentimos impotentes, vacíos e incluso acabados y destrozados >


Son momentos muy difíciles, y aligerarla para descansar se complica; el tiempo ayuda, pero solo hasta un punto, el permitirnos transitarlo también, sin embargo, ese camino se hace solo, es difícil compartirlo.

Aun no solemos estar preparados para hacerlo juntos; el miedo a la desnudez es profundo y penetrante, exponernos ante el discernimiento y el entendimiento de las partes es potente, y se requiere gran madurez y templanza, nuestros sentimientos están a flor de piel y el miedo a perder —en sus cotas más altas—.


Debemos esperar hasta que nos llegue cuál es nuestra elección, si la de continuar aun con esas verdades vividas, o no; eso es personal y solo nosotros lo podremos saber.

No por eso se inicia el “aligeramiento del equipaje”, no obstante, eso es un grandísimo avance, que nos permite ir abriéndonos a definirnos si así fuera, en la complicidad de SER una unidad formada por dos seres que transitan el desvestimiento natural del proceso, del miedo que nos produce nuestros propios límites.


Tener el control, para ser aprobados o no sufrir tanto, quizás es —esa apuesta, esa jugada, ese envite—, a lo que llamamos perdón, o quizás estamos descubriendo que nuestro perdón es lo que está más allá del mismo perdón.

Desafiar el mismo miedo, transitando el miedo que nos puede y paraliza, cuando por fin nos llega esa llamada, la señal, el grito interno que con brío y arrojo, valentía y gallardía, pensamos de manera directa, sin poner cortapisa, ni restricción, liberándonos a observar y saber lo que un día hicieron, tal y como fue.

Esas páginas escritas de su diario de vida, algo que nosotros no hubiéramos hecho y que tampoco hubiéramos permitido, ni siquiera imaginado hacer… y con decisión, le decimos a los pensamientos de dolor: stop, para ya… que tenemos derecho a elegir, aun con este miedo, a entregarnos con autenticidad y legitimidad, sabiendo que el otro nos muestra la oportunidad de experimentar la confianza en nosotros mismos, en nuestra preferencia.


La FE de caminar con el otro ser que vino a vivir su vida, a encontrarse y elegir libremente cómo, con quién o quiénes y de qué manera, mientras la vive…

—Porque el AMOR es libertad—

Nadie es nuestro embajador, nadie nos representa ante los demás, tampoco es nuestro emisario.

Cada uno nos definimos a nosotros mismos, constantemente en cada acción. Cada uno elegimos quién queremos ser ante lo que tenemos que vivir y solo así podremos encontrarnos en nuestro propósito de vida.

—SER UNO con nosotros mismos—

Tal vez debemos perder el miedo a elegir lo que queremos, aun nos «equivoquemos», sabiendo que pase lo que pase, nunca perderemos, porque habremos ganado la grandiosa experiencia de habernos permitido entregarnos a amar.

Más allá del miedo a hacernos daño por poner nuestro corazón al descubierto,…

—Confiando y sintiendo FE en el proceso, que nos lleva a nosotros mismos—

Lo que sí sabemos es que todos hemos tenido que vivir para darnos cuenta de que hace falta vivir para recordar quiénes somos.

Excluir o excluirte es lícito y loable, añadir, complementar, suplementar, adjuntar… es lúcido, y tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran en nuestro proceso de encuentro es…

—AMOR al prójimo—


Porque nuestro AMOR propio así lo ORDENA.


Seamos desenvueltos, atrevidos y osados; llegó el momento de echarnos a volar, aligerando el equipaje que nos limita y nos impide surcar los aires que ansía planear nuestro corazón.


#Gotitasdeagua888

YA YOSOY LIBRE
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YA YOSOY LIBRE


Ya yo soy libre no porque sienta que puedo hacer lo que me dé la gana o lo que me plazca… sino porque tú hagas lo que te plazca y yo te respete.

Ya yo soy libre no porque pueda elegir lo que quiera, sino porque tú puedes elegir lo que quieras y yo te apoye…

Ya yo soy libre no porque pueda estar con alguien distinto a ti, sino porque tú puedas estar con quien sientas y eso sea motivo de mi alegría…

Ya yo soy libre no porque perdí el miedo a elegir a otro ser, sino porque perdí el miedo a no sentirme válido si tú elegías a otro…

Ya yo soy libre no porque perdí el miedo a sentirme amenazado, sino porque tus elecciones de vida para mí ya no son amenazas, sino el camino de tu encuentro

Ya yo soy libre porque mi amor no depende de ti, ni de lo que hagas, sino de mí, de lo que yo siento a tu experiencia de vida…

Ya yo soy libre no porque en mi proceso de encuentro tú seas necesario/a, sino porque amo tu proceso, estés conmigo o no lo estés…

Ya yo soy libre no porque yo me ame a mí mismo, sino porque tú te amas a ti mismo y me reflejas esa libertad que yo siento…

¡Ya yo soy libre porque perdí el miedo a que tú lo seas!


Estemos agradecidos porque experimentemos amar por amarnos a nosotros mismos, como ahora sabemos que nos AMAMOS porque AMAMOS

Es difícil el viaje de Ser y lograr amar incondicionalmente para dejar Ser…

Seamos libres, secundemos y alegrémonos de que vivamos nuestra VIDA, cada uno la suya desde nuestra elección de quien SOMOS y el respeto de todos al proceso…

Solo vivimos una vez tal y como somos ahora, así que disfrutemos de la vida…

Para todos aquellos que, de una manera u otra, a lo largo de su experiencia de vida han vivido una ruptura y aun así no se han sentido libres…

¡Recordemos que la libertad está dentro de nosotros mismos!


SEAMOS LIBRES


#Gotitasdeagua888

EMBAJADORES
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EMBAJADORES


Tardé en comprender que nadie nos representa y mucho menos que son…

«Embajadores de nosotros mismos».

¡Cada uno es como es y vino a vivir su vida!


Para mí fue un intenso aprendizaje, sobre todo con aquellas personas con las que compartía lazos estrechos; era una exigencia oculta, una pretensión inconsciente que no había observado.

A veces es difícil saber dónde están las líneas de la honra y la lealtad a nosotros mismos, a nuestras convicciones de cómo percibimos la vida. Todas las personas hemos tenido que vivir y vivimos nuestras experiencias para ir encontrándonos e ir descubriendo o más bien…


¡Recordando quiénes somos!


Y en ese camino, en ocasiones hemos hecho cosas que distan muchísimo de nuestra esencia, de nuestra verdad.

No nos culpo, nos enseñaron a sobrevivir en este sistema social de falsa apariencia, donde es más importante la fachada que el interior; la estimación es aparentar, tener, conseguir…


Por ello, en ocasiones nos transgredimos y aún lo hacemos para encajar, incluso nos desobedecimos y nos desobedecemos hasta quebrantarnos, infringimos nuestra ética hasta violarnos. Lo de menos era y es nuestra verdad; lo importante era o es conseguir o, si no, fingir, simular lo que queríamos o queremos ser.

¡Es «triste», eso es cierto!

Pero esa es la verdad que yo he observado y aún en ocasiones observo, y me pregunto…


¿Es lo que queríamos o queremos ser nosotros o lo que la sociedad quería o quiere que seamos?

Aún muchos de nosotros seguimos con el entendimiento de que ser feliz es conseguir y tener, haciendo todo lo posible para ello. Cualquier cosa es válida, incluso por encima del respeto a nosotros mismos, a nuestro honor, con tal de llegar a la anhelada meta, al propósito marcado, alejándonos de la felicidad


Que es:

SER nosotros mismos,

SER auténticos,

SER verdaderos,

SER fidedignos,

SER GENUINOS, …


Sé que es complicado e intrincado compartir la vida en ocasiones. Es un camino arduo, sobre todo cuando tenemos la firme convicción de querer Ser Nosotros.

Sentimos en ocasiones que «elegir el perdón» al proceso de los otros es dejar de ser nosotros, de ser coherentes con quien somos, y entramos en una auténtica revoltura que no es sencilla de ordenar.

Ser coherente con nosotros también es saber que todo es proceso y que todos estamos en proceso.


Se requiere madurez emocional y templanza, para ir poco a poco armonizando nuestros estados emocionales tal y como hemos elegido, según nuestro propósito de vida en esta experiencia.


Eso implica que en esta reprogramación de nosotros mismos, a veces disentir, discrepar o no estar de acuerdo están a la orden del día. A veces incluso de manera tan acentuada que por momentos puede llegar a contaminar las relaciones o la convivencia e incluso, ocasionar la separación.

Pero, ¿cómo hacer eso que no sabemos hacer, si nadie nos enseñó?


–VIVIENDO–


Se requiere AMOR y respeto al proceso, al desarrollo, a la acción que nos permite en un período determinado poder definirnos. Nosotros somos amor, volvamos a «renacer» siendo aquellos niños con la experiencia del adulto que supimos y, sabemos AMARNOS Y AMAR.

Toca el gran cambio, volvamos al humano que late en nuestro corazón, él sabe,

…-cómo hacerlo-. 💦


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AMOR ES ORDEN
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AMOR ES ORDEN

¡Hola! Aquí tienes el texto sin el código HTML, listo para usar:


Es muy difícil ordenarnos si solo atendemos a lo que sentimos, sin tener el discernimiento de si eso que sentimos define el amor que somos, si esa experiencia que vivimos lo manifiesta, lo refleja y nos da el equilibrio y la armonía necesaria, que nos hace sentir realizados…


Quizás estamos equivocados y solamente por el hecho de sentir ya lo llamamos amor.


A veces, al compartir esos sentimientos intensos, vivimos una fatalidad inaguantable e insoportable que nos produce una gran destrucción y una grave e insufrible alteración en el desarrollo natural de las cosas… y aun experimentando eso, «lo seguimos llamando amor»… A lo mejor estamos sugestionados por nuestras propias creencias que nos dicen que con solo el hecho de sentir, ya eso es amor, da igual si tiene orden o desorden…


—¿El amor es solamente lo que sentimos?, o…

—¿Es el ORDEN de lo que sentimos?

Por supuesto que es obvio que tenemos que sentir, a ninguno se nos escapa ese importante detalle que define el amor, pero si ese sentimiento nos maltrata, nos veja, nos humilla, nos condena…

—¿Es eso amor?

Vivimos convencidos de que el amor es lo que sentimos mientras lo experimentamos intensamente, y si…

—¿El amor se siente, pero no solo ese sentir es lo que es amor?

Es evidente que el amor nos hace sentir, pero el hecho de solo sentirlo no significa que eso sea amor, y ejemplos hay muchos.

¿Cuántas veces nos hemos enamorado de personas que, por su forma de percibir la vida, transgreden el acuerdo o el pacto establecido libremente por ellos mismos y actúan de manera contraria, mienten, quebrantan, infringen, violan, vulneran?


¡El amor no es solamente lo que se siente, sino el ORDEN de eso que sentimos!


En muchas ocasiones sentimos intensamente y ya por ello lo llamamos amor, aun faltándonos el respeto, al honor y a nuestra dignidad, al amor propio para con nosotros mismos.

Cuando nos enamoramos todo es una magnífica proyección de lo hermoso que esa intensidad sentimental nos hace sentir y ese sentimiento tiene el alimento suficiente para ir encontrándonos, creando y posibilitando la alquimia que lo materializa.

Pero ese sentimiento no permanece de esa manera, sino que se transforma…

—¿Qué pasa cuando es así, cuando ya no tenemos esa fuerza del enamoramiento?

Debemos mirar en nuestro interior si así lo consideramos y tener una conversación profunda y sincera con nosotros mismos.

—¿Estamos experimentando el amor o solo el amor al prójimo y el amor propio está resentido y débil?, o… al revés.

—¿Tenemos un exceso de egocentrismo, de amor propio y el amor al prójimo solo es una persona vasallo enganchado a nosotros por un sentimiento intenso?…


AMAR es el equilibrio del amor propio y del amor al prójimo, sabiendo que en ese camino experimentaremos la ausencia de amor, para poder experimentar amor. ♥


Lo que crea el encuentro con nosotros mismos es nuestra verdad, y te corresponde a ti la tuya, es tu vida. 💦


#Gotitasdeagua888

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LA LUCHA

Lucha y lucha y más lucha,… derrocar lo anterior, cambiar lo antiguo, negar lo viejo…

¿Cuántas veces nos decimos «sigamos luchando, no dejemos de hacerlo»?

¿Luchar, es eso lo que debemos hacer?…

Luchar es emplear la fuerza u otros medios contra alguien o contra nosotros mismos o… en un enfrentamiento, que por lo general es violento, para conseguir un fin y vencer…

También es el esfuerzo que hacemos para vencer obstáculos, etcétera.

En ocasiones vivir en la lucha constante es extenuante… tenemos la lucha tan integrada en nuestra memoria histórica que hasta para encontrar el amor, la paz, el bienestar, la felicidad… debemos luchar, luchar por adquirir el derecho, el respeto, la libertad, el espacio… Se nos hace difícil a veces ser conscientes de que nada de eso lo define la lucha, sino lo contrario…

¿Y si estamos equivocados y es esa lucha interna que exteriorizamos lo que hace que evite encontrarnos de la manera y forma que queremos?

¿Y si esa es la resistencia, que en muchas ocasiones no sabemos ponerle nombre pero que afecta a que no nos sintamos realizados y reafirmados con nosotros mismos?…

  • Luchar lo usamos en cada texto, en cada tertulia, charla… que es necesario destacar nuestro esfuerzo, el esfuerzo de ser dignos, honrados, loables… Luchar es la palabra que a veces utilizamos para definir nuestra gran voluntad, nuestra gran capacidad, nuestra honorabilidad…

Podemos ser voluntariosos, capaces, venerables sin luchar… de manera pacífica y establecerlo en nosotros, sintiendo la paz que nos permite observarnos y elegir querer ser sin la resistencia de la pelea, del combate, de la batalla, de la lidia…

  • La lucha no pacifica, la batalla no concilia, la pelea no persevera, la disputa no acerca, la guerra no construye…

Sé que la lucha no solo tiene el significado de cómo lo contextualizo… también tiene el de la brega, el de hacer las cosas con entrega…

Solo pretendo hacer consciente que quizás usamos la energía de la lucha para ser nosotros y esa sea la causa que nos distancia del encuentro… No hago juicio de valor, sino pretendo aportar otra percepción que tal vez nos pueda ayudar a visualizar el desorden si lo hubiera…

Pacificar, trabajar, bregar, concordar, convenir, concertar, ajustar, encajar… posiblemente defina más a la humanidad que la lucha…

La vida no es una lucha, la vida es una experiencia.


LA VIDA NO ES UNA LUCHA, LA VIDA ES UNA EXPERIENCIA

Jose Acosta 💦


#Gotitasdeagua888

TODOS SOMOS
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TODOS SOMOS


¿De qué nos vale ser felices y estar buscando solo nuestra felicidad si los demás, aquellos que comparten con nosotros y los que no, no lo son? Ya tenemos conciencia para recordar que la felicidad de manera individualista no es felicidad, es una proyección del pensamiento que tenemos sobre ella. Me pregunto: ¿se puede ser feliz sabiendo que los demás no lo son?


A veces es difícil explicarme; las palabras en muchas ocasiones están estigmatizadas y limitadas, sobre todo cuando quiero mostrar cómo el programa, la educación competitiva en ser los más, los mejores, nos boicotea, entendiendo por ello que lo correcto es solo nuestro YO y los otros que se busquen la vida. Tengamos presente que es SER nuestra mejor versión, no es ser mejor que los demás, y los demás nos ofrecen espejos para poder serlo. ¡Esta vida es de todos y todos tenemos el derecho de poder disfrutarla!

Si ya somos, somos tanto en cuanto los demás son… ¿De qué nos vale llegar a esa ansiada y anhelada felicidad del tener, del conseguir… si los demás están sufriendo, están afligidos y llenos de dolor… ¿eso es felicidad? No abandonemos la intención de SER nosotros mismos, ¡La Felicidad es SER!


Paremos a discernir por un momento… y observemos si eso es lo que hacemos con todas nuestras búsquedas de la felicidad… si la visión que tenemos de ella es colectiva o no, si lo único que nos importa es solo nuestro yo con todos sus derivados: familia, amigos, entorno más cercano, etc. Recordemos que para que haya victoriosos, debe haber derrotados… ¿Y si todos ganamos? Seguro que así sí definiría nuestra humanidad.

Algunos de nosotros, cuando estamos en el camino que entendemos por «espiritual» —ese camino que nos dice qué tenemos que hacer para ser, cuando ya somos, siempre hemos sido—, adquirimos la creencia de que cuando hemos alcanzado todo el conocimiento que se nos imparte y hemos estudiado ese conocimiento, ya tenemos la capacidad de ser maestros o… y empezamos a intentar materializar nuestra ilusión, el camino suspirado, el camino pensado… Solo nos ocupamos de nuestra proyección individual e individualista, porque solo existe un objetivo: nuestro YO y YO…


Un «maestro» no es aquel que tiene muchos seguidores, ni tampoco el que tiene esa pretensión; esa sería la consecuencia, la reacción o el efecto… sino es aquel que cuando comparte vida con nosotros nos incita y nos invita a que encontremos el maestro que hay en nuestro interior… y hagamos sucesivamente por creencia propia lo mismo con los demás…

El encuentro es individual en el colectivo que formamos, el encuentro es solo pero no en soledad, el encuentro es gracias a los demás que nos lo permiten… Cuando nos encontramos, solo queremos que los demás se encuentren como nosotros lo hemos hecho… e incluso más allá para que también sumen a nuestro proceso y al proceso, ¡eso es SER UNO!

Todos somos maestros de nuestra vida


TODOS SOMOS

#Gotitasdeagua888

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HOY ES DE ESOS DIAS

Dicen que la vida es para quien se atreve a vivirla o para quien se atreve a compartirla…
Hoy es de esos días que el atrevimiento es nulo.
Todo duele, hasta el movimiento que mi cuerpo genera al respirar para mantener mis constantes vitales.
Solo que él me ignora y sabe que debemos continuar y cumplir con el propósito de nuestra vida…

«EL DESTINO»

Hoy es de esos días que me entregaría a saltar al vacío sin importarme qué pasaría, con la sensación placentera de paz mientras lo hago.
Sentir el agrado del aire por mis mejillas, mientras cierro los ojos para sentir la delicia de ser uno con el todo, sin el interés o el valor del temor, de que la vida que yo soy permanezca viva, experimentándola como José…

-SIENDO LIBRE POR SER YO-

Hoy es de esos días que nada tiene más importancia que sentir la ausencia de querer ser o no ser algo.
Ya he aportado lo suficiente de mí: la nobleza, la humildad y mi bondad, como para sentirme realizado.
Mi integridad y fortaleza han sido acciones a lo largo de mi camino.
He sido honrado con la intención de ser mi mejor versión.

Hoy es de esos días que no me importa lo experimentado ni lo que experimento.
¿Quién soy yo para decirle a alguien quién y quién no debió o debe ser con su propio destino?
Ya sé que he sido ese juez moral que no siempre pude dejar, ni ordenar, ni dejar de ser…

Hoy es de esos días que terminar es liberarme, y continuar es seguir alimentando lo que quiero eliminar: el sufrimiento.

Hoy es de esos días que debo pedirle permiso a todos mis «yo» para continuar caminando con el entusiasmo que la vida que somos bien merece y seguir pintando los colores que la vida tiene…
Pero hoy no soy su embajador.
No quiero darle razones del porqué no, ni justificarme…
Simplemente decirle: no puedo.
Hoy no puedo.

Hoy es de esos días donde pararía el tiempo en un instante, mientras pido perdón alto y claro y me retiro al ocaso de mi soledad elegida, de mi yo rendido.

Hoy es de esos días que la vida que yo soy invade el espacio sin aviso previo de mi existencia, susurrándome:
«Ten honor y dile al padre que se haga su voluntad si no llegamos a ser capaces… Sé humilde y no vuelvas a subestimar tus capacidades. No lo permitas más. ¡Respeta tu humano!»

Hoy es de esos días que quiero descansar y no puedo.
Mi mente se apodera firme e inquebrantable, sin desfallecer, como el verdugo que ejecuta de manera impoluta la sentencia del juez que yo soy, porque no sé elegirlo, no sé cómo se hace, ni tampoco hoy merezco tal concesión.
Esa es la verdad.

Hoy es de esos días que el color negro, que en ocasiones tiene la vida, predomina en el lienzo que pinto.
Y el desánimo, el cansancio de vivir una vida distinta y diferente, me genera el impulso fácil que me ofrece irme a la locura y así poder DESCANSAR.


HOY ES DE ESOS DÍAS…

¿Quién de nosotros no ha vivido uno de esos días?
No nos desanimemos y sigamos adelante, aún tenemos cosas que vivir…


No te rindas… tú vales mucho 💚

#Gotitasdeagua888