DESCONSUELO
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DESCONSUELO

Desconsolados, así es como muchas veces nos sentimos. Esa es la palabra que define el estado del que tanto tardamos en salir…

Desconsolados por no entendernos…

Desconsolados por no saber por qué, nos sentimos así…

Desconsolados por querer y no poder dejar de pensar de esa manera tan incisiva…

Desconsolados del por qué no podemos cambiar rápido si sabemos la verdad…

Desconsolados por no saber que queremos en cada experiencia que vivimos…

Desconsolados por no sentirnos libres y valientes para serlo…

Desconsolados por no saber si lo que hacemos es sabio, aún sabiendo que todo es parte de nuestro camino de encuentro

Desconsolados por querer vibrar en sintonía, esa sintonía en la que se siente paz…

Desconsolados por entregarnos con todas nuestras fuerzas y aún así sentirnos incapaces…

Desconsolados por querer dominar la situación y no poder hacerlo…

Desconsolados por querer controlar la vida y saber que no se puede, aún lo intentes con todas tus capacidades…

Desconsolados por saber que la vida es como el mar, no le podemos negar su natural movimiento, sino aprender a navegar y no resistirnos a esa verdad…

Desconsolados por no ser entendidos, ni comprendidos, ni consolados en muchas ocasiones, sino excluidos, descartados y rechazados…

Desconsolados por vivir una vida a medias sabiendo que en nosotros hay muchísimo más…

Desconsolados por mirar a los ojos del otro y no ser vistos…

Desconsolados por pedir ayuda que muchas veces no llega…

Desconsolados por gritar al viento que sólo somos niños aprendiendo de la vida, aprendiendo de nosotros mismos en esta existencia…

Desconsolados por no sentirnos reconocidos en nuestro intento de ser íntegros, tanto como nuestra humanidad nos permite y que además ese intento no tenga valor…

Desconsolados porque no se reconozca tu fortaleza, sino la exigencia de que tú, no puedes fallar, eres el fuerte…

Desconsolados porque no se reconozca la verdad del proceso que vives, sino la debilidad que produces…

Desconsolados por la falta de justicia con nosotros mismos y nuestro camino para encontrarnos… (Leer también: Soledad)

Desconsolados por el no merecimiento cuando sabemos que que lo merecemos

Desconsolados….

NO NOS RINDAMOS, porque algún día abriremos los ojos y lo veremos todo de una manera clara y transparente, tendremos la capacidad de observar que todo ese desconsuelo, es lo que generó el CONSUELO de SER NOSOTROS, en nuestra más y mejor VERSIÓN.

En nuestro YO más ELEVADO

sigamos que sí, que podemos.

 

 

#Gotitasdeagua888

TENEMOS DERECHO
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TENEMOS DERECHO

Todos estamos en proceso y merecemos otra oportunidad, por supuesto que SI, y tres, cuatro, cinco, seis… tantas veces como sea necesario para nuestra comprensión. Como también tenemos la opción a decir no, basta, hasta aquí, ya no más,… y no por ello sentirnos indignos, ni personas sin compasión, ni comprensión.

Sabemos que en ocasiones es difícil saber dar orden (Leer también: Ordenemos)  sobre todo cuando la implicación sentimental es muy intensa, nos da mucho miedo las posibles consecuencias de perder lo que consideramos que tenemos, relaciones, hijos, etc… y, sobre todo el no ser justos.

 -¿Quién de nosotros no ha tenido otra oportunidad y no la ha dado alguna vez?-

Seguramente todos lo hemos experimentado…

Bloqueamos o apagamos el móvil, nos largamos a despotricar o nos metemos en nuestro cuarto a darnos pena, nos paralizarnos ante lo ocurrido u obramos desde la fuerza que nos da la furia, dejamos de comer, «no podemos» o bebemos hasta ya no poder más. Fumando y metiéndonos de «todo» con tal de pasar por el dolor anestesiados e incluso en ocasiones, llegamos a plantearnos regresar al hogar… hay muchas maneras e infinidad de formas

No descubro nada, sino expongo una verdad que casi todos hemos experimentado,

-¿quién no ha perdido los papeles alguna vez?-

-¿quién no ha tenido esos dos segundos de locura?-

-¿quién no ha tenido una visión sesgada?-

– ¿quién no ha tenido miedo a perder la razón y sentirse equivocado?-… etcétera.

Desde la acción más nimia, hasta la más asombrosa, el caso es que nos ha sorprendido hasta a nosotros mismos.

Nuestras reacciones en ocasiones han sido desproporcionadas evidenciando un intenso y profundo desajuste al experimentar la frustración, la impotencia, la rabia… estuvieron fuera de lugar (Ver: La Lucha).

No hagamos apología de esto, ni lo defendamos y muchos menos lo justifiquemos, pues hay acciones que han generado un terrible daño. Lo que trato es de hacer consciente que esto también es verdad y por supuesto que tenemos el derecho a decir NO, a elegir no vivirlo más, terminar y acabar finalizando la experiencia.

Somos dueños de nosotros mismos y nuestra es la vida.

No somos malas personas por eso, ni personas insensibles, ni frías, ni frívolas, ni rígidas o inflexibles… simplemente llegó el momento de concluir y no continuar viviéndolo

No nos juzguemos vehemente los unos a los otros de forma irreflexiva y apasionada, dejándonos llevar por los sentimientos o los impulsos.

Tenemos ese derecho y seguimos siendo los mismos…

Cada uno de nosotros sabe que de verdad lo ha intentado y lo intenta una y otra vez, somos los más interesados en ordenarlo, pero a veces tenemos que aceptar que el pozo que hemos creado se quedo sin agua, no porque sea un mal pozo, sino que simplemente teníamos que vivirlo y ésa era nuestra enseñanza.

Tenemos derecho a seguir haciendo pozos, a no sentirnos frustrados, errados y equivocados por dejar de intentar y expirar “sacar agua del pozo”, ¡hagámoslo con amor!…

Toda experiencia que vivimos tiene un significado para el encuentro con nosotros, eso significa que debemos ORDENARLAS (Leer: Qué difícil es ordenar) y elegir qué nos define y qué no y, obrar en consecuencia.

Seamos honestos con nosotros mismos .

#Gotitasdeagua888

 

¿CÓMO LO RESOLVEMOS?
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¿CÓMO LO RESOLVEMOS?

-¿Cómo lo resolvemos?-

Es ese el pensamiento de frustración constante que tenemos en nuestros mapas cognitivos, por nuestra percepción de insuficiencia, siempre hay algo que resolver, porque algo está mal, o es erróneo, o defectuoso, o escaso, …en nosotros, y ¿Cómo lo resolvemos?.

Normalmente nuestro pensamiento es que tenemos poca consciencia, o que somos poco lúcidos, o nada bondadosos, o míseros, o crueles, o vándalos.

Es como si en nuestro corazón solamente albergáramos todo aquello que es «negativo».

Parece que en nosotros no hay amor ninguno y esto lo expreso con ironía, o al menos en ocasiones es así cómo creemos, a veces es consciente y otras no.

Eso del amor, es sólo para algunos privilegiados y elegidos, y si…

-¿Es verdad que tenemos amor en nuestro interior?-

Ese amor que ama al prójimo por amarnos a nosotros mismos, sólo que aún no hemos sabido cómo gestionarlo porque hemos «mal» aprendido.

“Es parte del proceso”

Debemos preguntarnos -¿cómo podemos ordenarlo si nos sentimos insuficientes?-

Hagamos conscientes que en ocasiones no es que no seamos capaces, sino que al sentir que somos insuficientes, no nos malgastamos en discernir por nosotros mismos, sino que es más fácil delegar eso en otro, creencia, … Y que somos nosotros los que tenemos la culpa.

Es así de simple y a la vez complicado como lo hemos aprendido y como también nos han enseñado, quizás es ese EL PROGRAMA que debemos cambiar y digo quizás, por qué no tengo la verdad absoluta, sólo una percepción de ella, la mía, desde mi capacidad de observación, esa que contemplo en mi interior y me vislumbra las dificultades por las que tránsito y he transitado para ser YO en el colectivo (Leer también: Todos somos colectivo), es ese sentirme errado, por no ser como los demás quieren que sean ¡SISTEMA!, que por supuesto pensamos que si son los que están acertados y que además son los que sí tienen la verdad absoluta, los que me dicen que tengo que SER y si no, soy yo el que estoy equivocado, soy el fallido e incluso el falso.

Basta ya, es eso lo que me nace escribir, basta ya de torturarnos ante esta educación sin estima alguna, donde pensamos que hemos venido al mundo generación tras generación sólo para redimirnos, aceptando ser culpables nada más que nacer, de algo que no sabemos, que no hemos vivido y que además no estábamos, al menos como ahora nos identificamos.

Basta ya, de creer que somos defectuosos, que estamos en deuda, que somos poca cosa, que somos menos de lo que se esperaba.

-¿Cómo lo resolvemos?-

Dejando el miedo, abandonémoslo y reprogramemos nuestras creencias, permitiéndonos experimentar sin el juicio de ser pequeños, de ser menor a lo normal.

Seamos naturales y elijamos nosotros. Seamos grandes por ser valientes y afrontar esas experiencias para definirnos en nuestro amor propio y el amor al prójimo, para encontrarnos a nosotros mismos en la armonía que nos permite el equilibrio del movimiento de la experiencia.

Ese bien o mal es relativo y depende sólo de nosotros.

Nadie mata de manera innata, nadie de nosotros lo tiene grabado en su corazón, por más que a veces, así lo parezca o nos los hagan percibir de esa manera, ningún niño viene así, ninguno siente el acabar con la vida de otro, sólo lo hacemos si tenemos la creencia que justifica de que eso, es lo mejor para nuestra visión del mundo y este es sólo un ejemplo de tantos. Eso es lo que debemos hacer consciente, son las razones de nuestras creencias, esas, que a veces nos hace ver al resto de nosotros, no como personas iguales que pasan por las mismas vicisitudes emocionales para el encuentro con nosotros mismos (Leer también: ¿Qué difícil es ordenar?, sino como enemigos acérrimos que nos quitan la razón.

“TODOS SOMOS UNO”

-¿Cómo lo resolvemos?-

Siendo nosotros mismos, tal y como somos, y afrontando el miedo que nos lo impide, las creencias… (Ver: Desnudarnos)

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ACABA Y DESPUÉS EMPIEZA
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ACABA Y DESPUÉS EMPIEZA

Hasta que no se acaba no se debe empezar y eso es verdad.

A veces cuando estamos en plena tormenta emocional por una ruptura, queremos empezar algo nuevo lo antes posible sin haber acabado, sólo hay una necesidad y es la de olvidar lo antes que podamos o quizás la necesidad de mostrar al otro que somos más rápidos en continuar con nuestra vida o tal vez la necesidad de venganza y así creemos que desahogamos esa rabia interna, mostrándole,…

-¡mira lo que te perdiste!

-¡te lo dije!

-¡tú eras el problema! 

O también por seguir aumentando nuestra gran carencia de creer, que si estamos solos vivimos en soledad…

El caso es que preferimos embarcarnos en otro viaje sin saber el rumbo ni haber acabado el otro, sólo queremos estar ocupados como si fuéramos seres adictos en llevar la razón o el control de que nosotros sí somos válidos, que no estamos equivocados, somos los que llevamos la razón. (Leer también: «Te lo dije»

En ocasiones vienen los grandes atropellos, la humillación y la deshonra son pasto de alimento a nuestro honor e iniciamos una relación aún sabiendo en muchas ocasiones que no estamos bien, que no estamos centrados, que no hemos olvidado, que aún está en nuestro corazón, que la rabia sigue ahí aún con el paso del tiempo y también la

Es mejor «vendernos» de esa manera, muchas veces sin ser conscientes de esa venta y probablemente es nuestra manera cruel de castigarnos e iniciamos una vez más una relación con otra persona, que a priori es antagónica,..

-¡esta persona sí que me quiere, no como la otra!

En algún momento acaba esa mentira, esa falsa ilusión de nuestro egocentrismo, esa egolatría inconsciente de adoración hacia nosotros mismos, de manera desproporcionada.

 -¡El problema era sólo de la otra persona! y acabará la relación o acabamos con nosotros y morimos lentamente, para empezar a sobrevivir y no vivir!

Hemos mancillado nuestro honor, sin ser conscientes nos hemos puesto en «venta» por un valor insignificante por esa nuestra vulnerabilidad, la necesidad de ser aceptados por nosotros mismos y por los demás de que sí somos capaces de mantener una relación o bien por sentirnos que sí somos válidos para que el otro nos elija etcétera.

Todo necesita un tiempo natural y ese tiempo es nuestra propia naturaleza quien lo sabe.

 

El valor de nuestra dignidad nos corresponde a cada uno, lo que sí sé,… es que todos tenemos valor.

 

#Gotitasdeagua888

SOLEDAD
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SOLEDAD

Es cierto que el camino del encuentro con uno mismo se hace solo, pero no en soledad y,

-¿Qué pasa cuando nos sentimos solos?, porque realmente estamos solos

No me refiero a estar solos físicamente o a sentir la soledad, sino que aún estando con los demás, no se nos percibe y no somos vistos en nuestra ausencia, esa ausencia natural que nos permite experimentar nuestra luz.

« SER nosotros mismos, una versión más elevada»

A veces no somos conscientes que cuando alguien de nosotros está en ese tránsito que posibilita que se encuentre, pasa desapercibido para nosotros, sin ser esa nuestra intención.

No nos son indiferentes, sino todo lo contrario, nos importan y mucho. Pero el foco lo solemos tener en el miedo a las consecuencias y a las reacciones que eso nos pueda generar en nuestra vida y no en la verdad que acontece; que es atender, escuchar, asistir, cuidar, reparar, observar, sumar… a ese SER que está viviendo un momento intenso (Leer también: Vivirnos), según su propósito de vida, seamos conscientes o no de ello.

Sólo nos ocupa una cosa y esa es la prioridad, nuestro miedo, el miedo al efecto, al resultado, a las salpicaduras que eso puedan conllevarnos.

Lo único importante son nuestras deducciones, esas que extraemos a partir de ese hecho, de esa proposición por el que el otro “SER” está pasando…

Nos hemos convertido justo en eso que queríamos evitar y aliviar en el otro, en un escollo más, en una parada más, en un alto en el camino, en ese por favor detente, que estamos en estado de alerta, SOS. Aquí existen personas que demandamos tu atención.

-¿Qué pasa si no nos atienden o no nos prestan atención?-

Todos sabemos la respuesta, es el pánico quien se apodera de nosotros, hasta tal punto que solemos arremeter exteriorizando ese miedo atroz, además de manera tan intensa, como intenso es, y la discusión se hace patente, la frustración se manifiesta y además está llena de razones que justifican el porqué nosotros no hemos sido suficientes para acudir y comparecer ante tal llamada que hemos observado, pero hemos querido, por el pavor como abducirnos, para que así pase desapercibido, es como si fuéramos avestruces, que cuando sentimos el temor metemos la cabeza debajo de la tierra y parece que así no nos damos cuenta de que hay un cambio.

«Una transición»

Y nos ausentamos, abandonamos y desasistimos a ese SER que sí,  nos importa…

Debemos pararnos y preguntarnos si no somos conscientes de esto.

 

-¿Qué es lo que es importante para nosotros, nuestro miedo y su defensa atroz o transitarlo reconociéndolo, por reconocer al otro en su camino de encuentro?-

-¿Quién nos importa más, nuestro miedo o el amor al prójimo aún con miedo?-

Nada de lo que vivimos es casual, no lo es para los que nos sentimos solos en el camino, sintiéndonos amados (Ver: Amor es Orden), pero en ocasiones no entendidos, ni para los que priorizamos antes el miedo de nuestro egocentrismo, que el amor por el otro.

Ambos dos somos, lo importante de esto, es que cada vez SOMOS más conscientes, así que dejemos el juicio y amémonos y sigamos alimentándonos aportando nuestras percepciones, …

 

«porque todo es camino que nos permite encontrarnos a nosotros mismos».

#Gotitasdeagua888

 

TE LO DIJE
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TE LO DIJE


El Aprendizaje de no Decir «Te lo Dije»

Son muchas las veces que dije: «Te lo dije».

Esas veces siempre generaron daño, indudablemente al receptor y a mí, por el sentimiento de frustración de que, sabiéndolo, no pude hacer nada. Solo recoger al ser que amas entre lágrimas, las suyas por el proceso de desencuentro y desarmonía, y las mías por el dolor de la impotencia de no haber sabido llegarle y aportar esa percepción distinta para que dilucidara qué era lo que realmente quería.

Son muchas las veces que metí la pata por intentar, desde mi humilde visión, que no la «metieran». Menudo error, que me llevó años descubrir que eso no era capacidad de liderazgo, sino usar el liderazgo para elegir por los demás. Que eso no era respeto, sino todo lo contrario: imponer mi visión de las cosas por más loables que estas fueran.

—Eso me enseñó mucho—


Me enseñó que el amor es respetar lo que cada uno tiene que vivir.

Me enseñó que la elección de lo correcto o incorrecto solo le corresponde a quien lo vive.

Me enseñó que si tenía esa gran capacidad, como los demás constantemente decían, la pusiera al servicio, pero no para imponer lo mejor para cada uno, sino para aportar la luz suficiente, las herramientas para que se percataran de que, si lo elegían, podía haber otra forma o manera.

Me enseñó que pretender imponer era pecar de soberbia, aun sintiendo desde mi percepción que mi pretensión era honorable.

Me enseñó a estar con mi mejor cara, mi mejor sonrisa, para poder decirles, cuando llegaba el daño intenso, el dolor que dejaba la experiencia: «Tranquilo, todo pasa, es un momento de dureza de la vida, donde te está mostrando algo que te hará más fuerte, más tú, quizás el cambio de percibirlo de otro modo.»


Me enseñó que cada uno tiene que vivirlo, que no se puede ir en contra de su proceso natural, de su propio destino.

Me enseñó que la vida es esa causa y efecto.

Me enseñó a no decir más «TE LO DIJE», sino muy al contrario: «De aquí saldrás transformado, esto te hará conocerte aún más, te hará mucho más sabio.»

Me enseñó a sentir que el dolor es lo que da Valor.

Me enseñó a usar de mejor manera mi talento y no intervenir en el otro por mi propia iniciativa.

Me enseñó a respetar que lo usara, solo si el otro me lo pedía, aunque no fuera consciente de que me lo estaba pidiendo.

Me enseñó a esperar de mejor guisa para abrazarlo con intensidad después de la caída.

Me enseñó a no continuar y dejar ir, con la amabilidad del hermano que acepta con agrado y satisfacción, y no dejarme llevar por mi debilidad de no querer que el otro sufra ese dolor que veía.

Me enseñó a marcharme solo con el dolor de la despedida, pero sin el dolor de no haber entregado todo de mí.

Me enseñó que cuando el ciclo acaba, por amor hay que despedirse y continuar, para que ese ser y yo sigamos creciendo y encontrándonos.


Un Sueño de Libertad y Comprensión

A día de hoy, aun sabiendo todo esto, aun experimentándolo en mi constancia, sigo aprendiendo y preguntándome cómo puedo decir las cosas sin invadir el espacio del otro, sin influir en sus acciones, solo ser una SUMA.

Ciertamente sigo aprendiendo, intentando aprender más «rápido» para que ese mundo que recuerdo en mi corazón sea posible: el entendimiento de respetar el proceso de cada uno.

Aprender cómo aportar la ayuda, si se me solicita, de la mejor manera, para que cada uno pueda disfrutar de la felicidad de ser LIBRE por haberse encontrado…


A día de hoy aún sigo siendo aquel niño que quiere simplemente hacer sus sueños realidad o de su realidad un sueño.

José Acosta


#Gotitasdeagua888

EL PERDÓN
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EL PERDÓN


El Perdón Genuino

El perdón no es una herramienta estratégica que usamos para conseguir un fin. A veces lo empleamos con una buena intención, pero en cuanto empezamos a exponer los motivos y el porqué de ese perdón, la auténtica verdad aflora. Entonces, la palabra «perdón» se convierte en una excusa para que nuestra mente se desahogue, enumerando todas las razones por las que actuamos, y dejando de lado lo que realmente hicimos.

Debemos reconocer que, de una forma u otra, seguimos creyendo que los demás son responsables de nuestras acciones. Todavía no nos hemos perdonado a nosotros mismos y, sin embargo, ya queremos pedir perdón a otros.

Necesitamos ser honestos y sensatos con nosotros mismos. Si seguimos justificándonos, estamos abusando del privilegio que nos otorga la palabra perdón. No lo estamos pidiendo de verdad, sino que hemos aprendido que al pedir perdón tenemos la posibilidad de seguir perteneciendo al colectivo, al grupo, a la pareja, etc. Al hacerlo, manchamos su significado, culpabilizando en lugar de asumir la responsabilidad, como tantas veces hemos hecho.

Como, por ejemplo: «Es que me hiciste…», «es que me dijiste…», «es que pensé esto…», «es que fuiste de esta manera…», «o es que me provocaste…» A veces es difícil verlo, e incluso si lo hacemos, encontrar el equilibrio.

Cuando esto sucede, es porque creemos que todo está fuera de nosotros, que es culpa de lo que los demás nos hacen, y no de lo que está dentro, en nuestro interior, de cómo percibimos y, en ocasiones, permitimos.

¡Ya dejamos de ser responsables!


La Verdad del Perdón

El perdón pierde su sentido y se convierte en una herramienta para desahogar nuestras razones, sin importar nuestras acciones desarmonizadas.

El PERDÓN es renunciar a la «venganza» o a la reclamación de un castigo, es decir, es no tener en cuenta la ofensa. Los que perdonamos no hacemos justicia al conceder el perdón, sino que aceptamos que la justicia es renunciar al castigo, porque sentimos que lo justo es el proceso que se vive. Ese proceso nos permite encontrarnos a nosotros mismos y elegimos eso como compensación, en pro de una verdad más elevada que la que teníamos y que suma a la vida que somos.

¡Eso es lo justo, el amor al prójimo que hay en nuestro interior!

Somos actores principales y secundarios en nuestra obra y en la de los demás… A veces es difícil…

El PERDÓN es un beneficio tanto para el perdonado como para el perdonante que tiene la sana intención de restaurar y recomponer la relación o, en su defecto, de no intervenir en la vida del perdonado de manera deshonesta, malhumorada o malintencionada.

Que la relación con el ofensor u ofensores, sea la que se elija, goce del orden que da la armonía.

El PERDÓN debe estar ordenado para que contribuya a la armonía de la cohesión social y a vivir en Paz, evitando espirales de venganza. Si lo desordenamos, el foco estará solamente en evitar la espiral o cadena de «venganza» por miedo y no por la propia acción que significa el PERDÓN, que hace que la espiral o cadena no se cree.

La línea es muy delgada y solo cada uno de nosotros podrá saberlo…


Sabiduría al Perdonar

Seamos lúcidos y, cuando pidamos PERDÓN porque así lo sentimos, expongamos solo el daño ocasionado que nuestras acciones generaron, porque sentimos que esas acciones no nos definen, sino que definen nuestra frustración, nuestra impotencia, etc., y no la verdad del amor que sentimos.

Hagamos un buen uso de la ACCIÓN del PERDÓN y no lo confundamos con el olvido. Olvidar no es perdonar y, además, eso es parte de la verdad acumulada de nuestra experiencia de vida, que nos permite ORDENARLA…

¡Eso es SABIDURÍA!

Es hora de perdonarnos.

Somos ambos perdonantes y perdonados.

Perdonemos pronto y sigamos… 💦


#Gotitasdeagua888

AUSENCIA DE SER
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AUSENCIA DE SER


A veces la vida es tan intensa que nos lleva al límite y, cuando eso nos ocurre, nos planteamos si debemos seguir y continuar…

—¿Qué sentido tiene la vida así?— —¿Para qué tanto sufrimiento y tortura?— Nos preguntamos…


Sentimos que todo se nos viene abajo. En ocasiones es muy difícil ser fuerte, sobre todo cuando el dolor es intenso y estamos rodeados de personas y responsabilidades.

Es cierto que nos cuesta mucho cuando todo está oscuro, cuando hemos decaído, cuando nos encontramos abatidos, cuando nuestros ojos han perdido el ánimo y la fuerza, cuando estamos apagados y el brillo se difumina.

La intensidad destaca, pero esta vez por su ausencia; la verdad es que ¡nos vemos empequeñecer!


La tristeza es muy intensa y el dolor insiste y persevera estoicamente, dejando de apreciar los colores de la vida para ver solamente un color; con suerte, quizás podemos apreciar el gris.

El desespero hace su aparición; el caso es que lo padecemos y lo sobrellevamos con resignación. Sentimos que no podemos soportarlo y nos preguntamos…

—¿Podremos seguir aguantando?


«La respuesta es «SÍ»»


Nada creamos para lo que no estamos preparados, pero no soy iluso ni ingenuo, es muy difícil y duele muchísimo. Estoy seguro de que siempre hay alguien que ve en nosotros esos colores que hemos dejado de ver en la enérgica, potente y profunda travesía.

Y sin saber el porqué, ni el cómo ocurre, de repente aparece desde lo más recóndito, escondido y oculto, algo nuevo en nuestro interior, como si hubiera estado reservado esperando su momento, y sentimos esa frecuencia que nos invita y sugiere que nos movamos.


Que sí, que podemos, y agita nuestro corazón para encontrar la luz en la ausencia en la que nos encontramos y, todo el malestar desaparece como por arte de magia.

Se manifiesta el orden anhelado.


La Paz de la armonía se empieza a declarar y empezamos a inspirarnos, recuperando el ánimo y la dicha.

El júbilo hace acto de presencia, el gozo lo ocupa todo y la euforia exhibe, exterioriza y entusiasma el bienestar y el optimismo de la «La luz se percibe cuando la ausencia está integrada».


«Cuando hay ausencia de querer ser, es cuando experimentamos SER nosotros mismos. 💦»


#Gotitasdeagua888