TENEMOS DERECHO
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TENEMOS DERECHO

Todos estamos en proceso y merecemos otra oportunidad, por supuesto que SI, y tres, cuatro, cinco, seis… tantas veces como sea necesario para nuestra comprensión. Como también tenemos la opción a decir no, basta, hasta aquí, ya no más,… y no por ello sentirnos indignos, ni personas sin compasión, ni comprensión.

Sabemos que en ocasiones es difícil saber dar orden (Leer también: Ordenemos)  sobre todo cuando la implicación sentimental es muy intensa, nos da mucho miedo las posibles consecuencias de perder lo que consideramos que tenemos, relaciones, hijos, etc… y, sobre todo el no ser justos.

 -¿Quién de nosotros no ha tenido otra oportunidad y no la ha dado alguna vez?-

Seguramente todos lo hemos experimentado…

Bloqueamos o apagamos el móvil, nos largamos a despotricar o nos metemos en nuestro cuarto a darnos pena, nos paralizarnos ante lo ocurrido u obramos desde la fuerza que nos da la furia, dejamos de comer, «no podemos» o bebemos hasta ya no poder más. Fumando y metiéndonos de «todo» con tal de pasar por el dolor anestesiados e incluso en ocasiones, llegamos a plantearnos regresar al hogar… hay muchas maneras e infinidad de formas

No descubro nada, sino expongo una verdad que casi todos hemos experimentado,

-¿quién no ha perdido los papeles alguna vez?-

-¿quién no ha tenido esos dos segundos de locura?-

-¿quién no ha tenido una visión sesgada?-

– ¿quién no ha tenido miedo a perder la razón y sentirse equivocado?-… etcétera.

Desde la acción más nimia, hasta la más asombrosa, el caso es que nos ha sorprendido hasta a nosotros mismos.

Nuestras reacciones en ocasiones han sido desproporcionadas evidenciando un intenso y profundo desajuste al experimentar la frustración, la impotencia, la rabia… estuvieron fuera de lugar (Ver: La Lucha).

No hagamos apología de esto, ni lo defendamos y muchos menos lo justifiquemos, pues hay acciones que han generado un terrible daño. Lo que trato es de hacer consciente que esto también es verdad y por supuesto que tenemos el derecho a decir NO, a elegir no vivirlo más, terminar y acabar finalizando la experiencia.

Somos dueños de nosotros mismos y nuestra es la vida.

No somos malas personas por eso, ni personas insensibles, ni frías, ni frívolas, ni rígidas o inflexibles… simplemente llegó el momento de concluir y no continuar viviéndolo

No nos juzguemos vehemente los unos a los otros de forma irreflexiva y apasionada, dejándonos llevar por los sentimientos o los impulsos.

Tenemos ese derecho y seguimos siendo los mismos…

Cada uno de nosotros sabe que de verdad lo ha intentado y lo intenta una y otra vez, somos los más interesados en ordenarlo, pero a veces tenemos que aceptar que el pozo que hemos creado se quedo sin agua, no porque sea un mal pozo, sino que simplemente teníamos que vivirlo y ésa era nuestra enseñanza.

Tenemos derecho a seguir haciendo pozos, a no sentirnos frustrados, errados y equivocados por dejar de intentar y expirar “sacar agua del pozo”, ¡hagámoslo con amor!…

Toda experiencia que vivimos tiene un significado para el encuentro con nosotros, eso significa que debemos ORDENARLAS (Leer: Qué difícil es ordenar) y elegir qué nos define y qué no y, obrar en consecuencia.

Seamos honestos con nosotros mismos .

#Gotitasdeagua888

 

AMOR PROPIO
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AMOR PROPIO

A veces es difícil permanecer en nosotros mismos. Nuestra capacidad de observación está en proceso y no solemos vernos hasta que creamos esa oportunidad.

Cuando hemos terminado una relación y todo está en apariencia «sano», ha transcurrido el tiempo personal suficiente y nos sentimos armonizados con respecto a ello. Sin embargo, debemos observarnos para ver si eso es realmente así.

En ocasiones, podemos utilizar nuestro propio lenguaje, el que usamos para expresarnos, como una herramienta para vernos a nosotros mismos.

Cuando alguien nos pregunta por qué terminó o cómo era la relación o nuestra expareja, hay respuestas como:

«Acabó porque no me quería…»

«La convivencia no era desagradable, más bien era afable. Mi excompañero/a era bastante astuto/a.»

Hagamos una exploración e indaguemos en esas aparentes expresiones. Observémoslo y permitámonos comprobarlo, eso sí, sin la búsqueda de la culpabilidad o de la vergüenza.

—¡Sin el juicio!— pues la verdad es la de cada uno.

Estamos diciendo que nuestra verdad era que: ¿Si la expareja nos hubiera querido de la manera y forma que nosotros pensábamos, que necesitábamos, hubiéramos seguido?


Quizás nos mostró que nosotros no nos amábamos, no sentíamos el AMOR PROPIO


—¡Hemos elegido el descarte!—

La convivencia era buena, me hacía reír y era afable… —¿Eso significa que era comprometido y responsable?— Entonces, ¿quiere decir que la expareja era quien «dominaba» y nosotros los «sumisos» por nuestra necesidad y el anhelo de cumplir con lo que proyectábamos del amor?

Quizás nos mostró que éramos muy injustos y además teníamos una actitud vejatoria con nosotros, por nuestras penurias. Quizás lo único importante para nosotros era conseguir la idea que teníamos de AMOR.


—¡Hemos elegido el descarte!—

«Mi excompañero/a era muy astuto/a para todo, hasta para engañarme engatusándome…» —¿Y nosotros?—

Quizás nos visualizó nuestra falta de respeto y lealtad a nuestros propios criterios y la capacidad que nuestra inteligencia tiene de discernir. Si la expareja era astuta…

—¿Qué somos nosotros?…


—¡Hemos elegido el descarte!—

Lo que trato de visibilizar es que a veces nosotros no estamos en la elección, sino en el descarte.

Era la expareja quien tenía la llave de nuestra elección, dependíamos de ella para después elegir nosotros.

Lo dejamos porque no había amor de unidad.

La convivencia era afable, sin embargo, estaba desordenada y yo me sentía con toda la responsabilidad del compromiso. Mi debilidad hizo que no estuviera acertado/a mientras lo vivía, hizo que no viera la verdad que sentía… hasta que la vi…

—¡Ahí sí hemos elegido la elección, ya no es el descarte!—

Quizás pensamos que así somos nosotros mismos y, justamente eso es antagónico desde mi percepción, es lo más alejado que está de nuestra verdad.

Debemos observarnos, ser lo más sinceros posible con nuestra verdad e ir creando con nuestras elecciones y no con los descartes. Si no, somos las consecuencias de las acciones de los otros.

Ahora es un buen momento para observarlo. Ya nuestras consciencias tienen la capacidad de hacerlo, solo nos falta llevarlo a la acción.


Eso es AMOR PROPIO


Gotitas de Agua no hace juicios, sino observaciones. Lo único que pretende es que cuestionemos si nuestras acciones nos definen o no, y eso siempre que lo sintamos oportuno y necesario… es nuestra elección.

Elijamos por nosotros mismos, sin estar pendientes de los demás. 💦


#Gotitasdeagua888

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DESEO

¿Qué es el deseo?…

Desear y desear constantemente es agotador, el querer tener o conseguir la felicidad, el dinero, el poder,…

Quizás eso lo que crea es un sufrimiento intenso ¿y si es eso lo que nos esclaviza? A lo mejor tanto desear es lo que nos tiene en una superflua vida… He visto a muchas personas que han conseguido y tienen todo lo que habían deseado y no son felices.


¿Qué ocurre entonces?, ¿dónde está el «error»?…

Hay un dicho que dice que es tan pobre, tan pobre, tan pobre, que sólo tiene dinero… ¿y si nos estamos equivocando y asociamos que ser felices es conseguir lo que deseamos?…

A lo mejor ser felices es SER uno mismo…


Si somos nosotros disfrutamos de ello, el músico, el pintor, el escultor, el analista, el psicólogo, el político… todos disfrutamos simplemente por SER, no por conseguir notoriedad, reconocimiento, fama…, en todo caso ésa sería la consecuencia de SER, la reacción de nuestra acción…

¿Dónde tenemos el foco? ¿en Ser o en conseguir lo que deseamos?

La respuesta a esa pregunta es personal… cada uno que se conteste… ¿Qué es lo que falla?

¿Somos nosotros o es el sistema que al no estar ordenado sólo nos enseña la búsqueda del dinero y del poder?… 🤔


Desear es el interés o la apetencia de conseguir la posesión o la realización de algo, de querer una determinada cosa, generalmente lo que consideramos bueno… Existe el deseo, eso es cierto, pero me pregunto…

¿Es el deseo quien debe ser la guía de nuestra vida?

Por un momento sería bonito que tuviéramos la capacidad de no desear, sólo aceptarnos a nosotros mismos, ser los niños que juegan sin estar pendientes de lo que queremos ser, sino vivirnos para recordarnos, para recordar quiénes somos y disfrutar de nuestro corazón y no del infatigable deseo que tenemos de ser algo, tener algo o conseguir algo…


Es obvio que el deseo es parte del motor de nuestra vida, lo que nos impulsa, lo que nos mueve a encontrarnos y lo que nos posibilita intentar vivir de la manera que nos defina… pero debemos ser conscientes de qué deseamos, porque en ocasiones define nuestra necesidad mental y no a nuestro corazón, con el sufrimiento constante de si seremos capaces o no, válidos o no, acertados o errados…

Deseemos claro que sí, deseemos ser nuestra mejor versión, la versión más elevada de nosotros mismos, nuestra honra, pundonor, honestidad, dignidad, decencia, lealtad, decoro, nobleza… HONOR

#Gotitasdeagua888 💦💦

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ORDENEMOS

El desorden nos daña, pero lo solemos negar; es más fácil eso que aceptar que no sabemos cómo ordenar nuestra vida.

Esa verdad implica tener que aceptar que estamos equivocados y, peor aún, que en el pasado lo estuvimos más.
Algunos somos capaces de afrontar ese miedo y aceptar el dolor de ver nuestras miserias… otros no, y nos mantenemos pasivos, tocando nuestras catacumbas hasta caer del todo. Y aun así, desde ese estado profundo de dolor, a veces nos negamos a rendirnos…

La rigidez excesiva por no perder el control nos mutila. Tenemos que afrontar la imagen «errónea, equivocada, inexacta» que tenemos de nosotros mismos, y eso nos cuesta.

La manera en que vivimos no nos funciona, no nos define, no nos hace felices. Solo sobrevivimos, o simplemente no morimos. Qué gran error seguir así, con una vida sin colores. Qué desgaste tan intenso… qué agonía mantener una imagen para nosotros mismos y para los demás.

Cuánto dolor y sufrimiento acumulado. Verdades que se esconden por miedo a ser vistas, una tras otra, justificando que no estamos errados y que sí somos válidos.

Tenemos que rendirnos… a lo evidente.

¿Somos felices?

Respondámonos con franqueza y dejemos de engañarnos si no es así.

Hagamos nuestro pasado presente, y aceptémoslo mirándole a los ojos, para poder transformarlo ordenándolo tal y como es, y no como nos gustaría que hubiera sido.

No seamos soberbios ni tengamos sentimientos de superioridad.
Es simple y sencillo, como las grandes verdades: reconozcamos
Que no sabemos,
Que no somos felices,
Que no nos sentimos realizados…

¡Descansemos y rindámonos!

Somos nosotros quienes nos juzgamos.
Somos nosotros quienes no aceptamos nuestro proceso de encuentro.
Somos nosotros quienes nos avergonzamos de nosotros mismos.
Somos nosotros quienes estamos decepcionados con nosotros.
Somos nosotros quienes nos vemos como insuficientes…
Solo nosotros. Nadie más.

No busquemos razones fuera, ni culpables que justifiquen nuestra verdad.

Que es…

¡La no rendición!

¡Nuestra tozudez por razones o por miedos!
¡Nuestra rigidez e inflexibilidad!

▶▶ Elijamos si queremos cambiar.

Hagámoslo acción y la vida nos devolverá con creces eso que hemos elegido:

SER NOSOTROS MISMOS.

¡Más allá del temor está nuestra Verdad!

#Gotitasdeagua888