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VIVIR TIENE SENTIDO
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VIVIR TIENE SENTIDO

¿Por qué vivir buscando qué hacer para dar sentido a la vida?…

Hace tiempo, no muchos años atrás pero sí los suficientes, ¡LA VIDA era al revés!

Cuando éramos niños simplemente vivíamos y ése era nuestro hacer y ese hacer nos permitía descubrirnos, desarrollarnos e ir madurando, hasta ir encontrando que es lo que nos gustaba. Para algunos de nosotros era cantar, «cantábamos todo el día», nos aprendíamos todas las letras como por arte de magia, que capacidad de memoria, eso no nos ocurría cuando teníamos que aprendernos una lección en clase, las letras de las canciones no nos costaba esfuerzo, eran muy importantes para desarrollar nuestro gran gusto…

A otros nos encantaba pintar, cada vez que teníamos un lápiz en la mano nos encargábamos de pintarlo todo, una servilleta, el mantel, con el dedo en la arena de la playa o con un palo en la tierra, daba igual, lo importante era pintar y pintábamos lo que sentíamos en nuestro interior. Otros corríamos con mucha intensidad al salir del colegio, hasta llegar y poder coger el formón que nos esperaba o alguna gubia y si no nos conformábamos con un simple trozo de cristal roto, para poder modelar un trozo de madera, con horas de silencio elegido, estábamos conectados en una gran meditación con nosotros mismos

Otros con un cincel y martillo en la mano, esculpíamos una piedra cualquiera, eso era para el resto, porque para nosotros no era así, la convertíamos en una hermosa y bella expresión de nuestro arte…

Todos nosotros nos sentíamos FELICES (leer también «Habrá Momentos», gracias a esas experiencias de la infancia que nos permitieron encontrarnos. Después nos formábamos, pero no por necesidad de ser algo, sino por gusto, por convicción. Era intrínseco, no había ninguna imposición de ser algo que ya éramos y ese gusto lo llamamos profesión, ¡músico, pintor, escultor!… Y esa profesión era nuestro desarrollo de vida, no era un trabajo para ganar dinero y poder ser feliz, era la profesión que nos permitía expresar nuestra felicidad y esa felicidad además nos sustentaba.

Gozábamos de Salud emocional, física y mental, estábamos conectados con nosotros mismos, con nuestro SER y después simplemente hacíamos eso que sentíamos de manera intensa, ¡primero era SER y después HACER eso que nos apasionaba!

Ahora LA VIDA es al revés, ahora es que tenemos que hacer, para ser nosotros. Alejándonos de nosotros mismos, de nuestros gustos, todos los pensamientos buscan un solo criterio, que conocimientos adquirimos que nos pueda dejar mejor remuneración, mayor reconocimiento… para conseguir más cosas y así entendemos que somos más nosotros, que somos más felices por conseguir más cosas.

Desde el científico que quiere conseguir un premio que lo reconozca, o el empresario que quiere conseguir amasar dinero, o el acaudalado que quiere conseguir acumular poder, o el creyente que quiere conseguir que los demás crean lo mismo que él…

No somos más por conseguir o tener más, siempre SOMOS y más somos cuanto más nos encontramos en nuestros gustos, en nuestras conexiones con nosotros mismos, cuanto más nos permitimos explorar dentro de nosotros.

Recordemos que no vamos a saber que tenemos que hacer, si no sabemos quiénes SOMOS y eso podremos saberlo si nos experimentamos.

 «Despojémonos de esa idea programada de ser alguien para conseguir y tener cosas y así ser más feliz».

El camino de la felicidad está en nosotros, dentro de nosotros, en El ENCUENTRO con nosotros mismos, en la experiencia que es la Vida, ¡Vida que ya Somos!

RENAZCAMOS, YA SOMOS…  Vivir tiene sentido.

#Gotitasdeagua888

RECUPEREMOS NUESTRA HUMILDAD
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RECUPEREMOS NUESTRA HUMILDAD

Creemos que sabemos todo lo que se necesita saber, convirtiéndonos en personas sesgadas, cerradas a adquirir conocimiento y además emitiendo opiniones como si fueran verdades absolutas, recuperemos nuestra humildad.

Todos somos ignorantes e incompetentes en algo y todos cometemos «errores». Lo importante es convertirlo en herramientas, en conocimiento que nos permita enriquecernos y adquirir consciencia de nosotros mismos, de nuestro entendimiento real, si no miraremos a los demás desde ese filtro y no sabremos nunca callar y escuchar esas aportaciones que nos puedan ser válidas para adquirir consciencia, nutrirnos, progresar y crecer.

Todos sabemos de todo, ya lo tenemos asumido, es fácil acceder a la información. Creemos que eso nos hace sabios, incluso aún no habiéndolo hecho nunca, nos basta ver un programa o leer un artículo y ya nos sentimos sabedores, ya tenemos la autoría de la verdad.

 -¡Esa ignorancia es ciega!-

Y con el paso del tiempo con esta educación competitiva de querer ser mejor que los demás, la hemos ido acentuando intensamente y elevando sin darnos cuenta, nuestra falta de confianza a la verdad y nuestra ceguera a lo real, convirtiéndonos en personas obtusas, brutas y sin capacidad de saber que no sabemos o que simplemente sabemos lo que sabemos, arremetiendo por ignorancia contra el que sí que sabe, con tanta fuerza como la de nuestro ofuscamiento, nuestra tozudez, nuestra necedad…

Tenemos mucho miedo al rechazo de no ser aptos y sentirnos ridiculizados e infravalorados por los demás.

Exponer aportando, es una opinión, pero declarar nuestros pensamientos como verdades absolutas es querer tener la razón (Leer: Nuestra Verdad), sin permitirnos ir más allá.

Cuantos padres vemos estrellas a nuestros hijos y nunca hemos practicado ese deporte, cuantas personas pensamos que cantamos bien y no sabemos de música, ni siquiera nos hemos escuchado, cuántos de nosotros nos creemos grandes pilotos y nunca hemos cogido un coche de competición, ni hemos estado en un circuito para comprobar nuestros tiempos, …

Debemos empezar a ser HUMILDES, a escuchar a los que saben, no es una cuestión de querer darles la razón, sino para poder a través de ese conocimiento, hacer una valoración de otra verdad, con la verdad que sabemos, para transformarla si así fuera necesario o hacerla nuestra si nos aporta una verdad más completa.

Todos estamos capacitados, pero no todos somos capaces de lo mismo.

Volvamos a mirar dentro de nosotros y respetar la verdad nuestra y no nuestras intensas ganas de tener la razón y salirnos con la nuestra, la línea es muy delgada, debemos ser honestos con nosotros mismos.

Si seguimos creyendo que lo sabemos todo de nosotros, es cuando de nosotros sólo sabemos lo que queremos, pero no todo y no sabremos respetar la sabiduría que existe y menos aún adquirirla. Sólo nos hace falta escucharnos.

No tengamos miedo a que otros nos aporten su sabiduría, eso nos fortalece y viceversa, eso no significa que seamos unos más que otros, significa que todos sabremos mucho más, hasta para saber quién tiene el talento y la capacidad…

No el que se presenta porque tiene un interés, da igual cuál, oposiciones, fama, ambición, etc. y ocupa la posición de mando.

Recuperemos nuestra humildad.

Es importante descubrir nuestros talentos y aprender de ellos, porque el talento se tiene o no, cada uno es capaz de lo que es capaz.

Todos somos igual de necesarios, ninguno mejor que otro, ¡el colectivo debe ser el líder! y todos los beneficiados, de ahí la importancia de potenciar nuestros talentos y no seguir creando duplicaciones… (Leer también: Todos somos colectivo)

¡RECUPEREMOS NUESTRA HUMILDAD! para poder ver nuestra VERDAD

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ESTÍMULOS
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ESTÍMULOS

Hay dos palabras que definen quizás un grandísimo desorden y están muy vinculadas, enlazadas e incluso conectadas entre sí, que son el estímulo y el vicio.

ESTÍMULO es cualquier factor externo o interno que desencadena un cambio, una variación, una alteración en el físico, en la conducta, en el pensamiento.

El vicio es toda práctica, conducta que es considerada una falta, o defecto, o mal hábito, incluso una enfermedad, es esa inclinación a actos contrarios a la moral establecida en nuestra creencia.

El estímulo necesariamente no tiene por qué ser un vicio, sin embargo, un vicio sí que es un estímulo, pero un estímulo que atenta a lo que la sociedad ve como correcto y aceptable, la mayoría de nosotros solemos actuar de manera moral y seguir las reglas de nuestras respectivas sociedades…

Todos tenemos estímulos, todos vibramos, estamos activos y enérgicos, somos la vida, de hecho tanto es así que cuando dejamos de sentir los estímulos lo pasamos muy mal, pasamos por un auténtico calvario, nos desconectamos por momentos de la vida, no nos sentimos vivos.

-¿Y si lo que está mal es la moralidad?- (Leer también: La percepción de la moralidad)

Por ejemplo, llamamos amor a un concepto, a una creencia, donde nos sometemos, poseemos, imponemos, dominamos, oprimimos, reprimimos, controlamos, obedecemos, hasta nos doblegamos, y todo eso está justificado, a veces con esta frase típica, «es porque te quiero».

 

 Quizás eso no es amor, tal vez el amor es ofrecer, proponer, sugerir, plantear, destacar, superar, elegir, LIBERTAD... Sin embargo, desde mi percepción no es así como no los hace creer la creencia.

-¿Define la verdad de nosotros, el someternos para toda la vida, a estar compartiéndola, lo sintamos o dejemos de sentirlo, aún sabiendo por vida vivida, que a veces es así como lo sentiremos y otras no?-

Comprometernos a renovar nuestras intenciones, sí, pero someternos

Sin embargo, la creencia nos dice que lo que ha unido Dios, que no lo separe el hombre.

-¿De verdad es Dios el que garantiza esa unión sin sentirla, o somos los humanos usando a Dios para justificar ese sometimiento, para darle sentido a la creencia? ¿Eso es amor?-

YOSOY consciente de que con esto puedo crear controversia, porque a veces da muchísimo miedo afrontar lo que nos hace sentir vulnerables, sin embargo, no trato de convencer a nadie, únicamente pongo un ejemplo, cuestiono sin juicio, comparto mi observación y así es con muchísimas más cosas, como con la fidelidad y el concepto de ella.

 Es difícil ordenar el estímulo y el vicio, porque a veces el vicio genera un estímulo que nos permite reformar, tal vez evolucionar, o únicamente trasladarle a la creencia, para que cuestionemos…

 

La vida es activa y dinámica, y eso todos somos conocedores, como también lo somos de que vivimos en un mundo relativo, donde no hay respuesta absoluta y ahí, debemos preguntarnos…

 -¿Es la creencia absoluta, fija, inamovible e invariable?-

Si así es la creencia, debemos transmutar y transformarnos, porque no define lo que somos, somos amor y el amor es movimiento.

 ¿Cómo ordenar ese movimiento desde lo estática que es la creencia?-

 

Tal vez eso es lo que nos hace sufrir muchísimo…

 

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DESCONSUELO
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DESCONSUELO

Desconsolados, así es como muchas veces nos sentimos. Esa es la palabra que define el estado del que tanto tardamos en salir…

Desconsolados por no entendernos…

Desconsolados por no saber por qué, nos sentimos así…

Desconsolados por querer y no poder dejar de pensar de esa manera tan incisiva…

Desconsolados del por qué no podemos cambiar rápido si sabemos la verdad…

Desconsolados por no saber que queremos en cada experiencia que vivimos…

Desconsolados por no sentirnos libres y valientes para serlo…

Desconsolados por no saber si lo que hacemos es sabio, aún sabiendo que todo es parte de nuestro camino de encuentro

Desconsolados por querer vibrar en sintonía, esa sintonía en la que se siente paz…

Desconsolados por entregarnos con todas nuestras fuerzas y aún así sentirnos incapaces…

Desconsolados por querer dominar la situación y no poder hacerlo…

Desconsolados por querer controlar la vida y saber que no se puede, aún lo intentes con todas tus capacidades…

Desconsolados por saber que la vida es como el mar, no le podemos negar su natural movimiento, sino aprender a navegar y no resistirnos a esa verdad…

Desconsolados por no ser entendidos, ni comprendidos, ni consolados en muchas ocasiones, sino excluidos, descartados y rechazados…

Desconsolados por vivir una vida a medias sabiendo que en nosotros hay muchísimo más…

Desconsolados por mirar a los ojos del otro y no ser vistos…

Desconsolados por pedir ayuda que muchas veces no llega…

Desconsolados por gritar al viento que sólo somos niños aprendiendo de la vida, aprendiendo de nosotros mismos en esta existencia…

Desconsolados por no sentirnos reconocidos en nuestro intento de ser íntegros, tanto como nuestra humanidad nos permite y que además ese intento no tenga valor…

Desconsolados porque no se reconozca tu fortaleza, sino la exigencia de que tú, no puedes fallar, eres el fuerte…

Desconsolados porque no se reconozca la verdad del proceso que vives, sino la debilidad que produces…

Desconsolados por la falta de justicia con nosotros mismos y nuestro camino para encontrarnos… (Leer también: Soledad)

Desconsolados por el no merecimiento cuando sabemos que que lo merecemos

Desconsolados….

NO NOS RINDAMOS, porque algún día abriremos los ojos y lo veremos todo de una manera clara y transparente, tendremos la capacidad de observar que todo ese desconsuelo, es lo que generó el CONSUELO de SER NOSOTROS, en nuestra más y mejor VERSIÓN.

En nuestro YO más ELEVADO

sigamos que sí, que podemos.

 

 

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TENEMOS DERECHO
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TENEMOS DERECHO

Todos estamos en proceso y merecemos otra oportunidad, por supuesto que SI, y tres, cuatro, cinco, seis… tantas veces como sea necesario para nuestra comprensión. Como también tenemos la opción a decir no, basta, hasta aquí, ya no más,… y no por ello sentirnos indignos, ni personas sin compasión, ni comprensión.

Sabemos que en ocasiones es difícil saber dar orden (Leer también: Ordenemos)  sobre todo cuando la implicación sentimental es muy intensa, nos da mucho miedo las posibles consecuencias de perder lo que consideramos que tenemos, relaciones, hijos, etc… y, sobre todo el no ser justos.

 -¿Quién de nosotros no ha tenido otra oportunidad y no la ha dado alguna vez?-

Seguramente todos lo hemos experimentado…

Bloqueamos o apagamos el móvil, nos largamos a despotricar o nos metemos en nuestro cuarto a darnos pena, nos paralizarnos ante lo ocurrido u obramos desde la fuerza que nos da la furia, dejamos de comer, «no podemos» o bebemos hasta ya no poder más. Fumando y metiéndonos de «todo» con tal de pasar por el dolor anestesiados e incluso en ocasiones, llegamos a plantearnos regresar al hogar… hay muchas maneras e infinidad de formas

No descubro nada, sino expongo una verdad que casi todos hemos experimentado,

-¿quién no ha perdido los papeles alguna vez?-

-¿quién no ha tenido esos dos segundos de locura?-

-¿quién no ha tenido una visión sesgada?-

– ¿quién no ha tenido miedo a perder la razón y sentirse equivocado?-… etcétera.

Desde la acción más nimia, hasta la más asombrosa, el caso es que nos ha sorprendido hasta a nosotros mismos.

Nuestras reacciones en ocasiones han sido desproporcionadas evidenciando un intenso y profundo desajuste al experimentar la frustración, la impotencia, la rabia… estuvieron fuera de lugar (Ver: La Lucha).

No hagamos apología de esto, ni lo defendamos y muchos menos lo justifiquemos, pues hay acciones que han generado un terrible daño. Lo que trato es de hacer consciente que esto también es verdad y por supuesto que tenemos el derecho a decir NO, a elegir no vivirlo más, terminar y acabar finalizando la experiencia.

Somos dueños de nosotros mismos y nuestra es la vida.

No somos malas personas por eso, ni personas insensibles, ni frías, ni frívolas, ni rígidas o inflexibles… simplemente llegó el momento de concluir y no continuar viviéndolo

No nos juzguemos vehemente los unos a los otros de forma irreflexiva y apasionada, dejándonos llevar por los sentimientos o los impulsos.

Tenemos ese derecho y seguimos siendo los mismos…

Cada uno de nosotros sabe que de verdad lo ha intentado y lo intenta una y otra vez, somos los más interesados en ordenarlo, pero a veces tenemos que aceptar que el pozo que hemos creado se quedo sin agua, no porque sea un mal pozo, sino que simplemente teníamos que vivirlo y ésa era nuestra enseñanza.

Tenemos derecho a seguir haciendo pozos, a no sentirnos frustrados, errados y equivocados por dejar de intentar y expirar “sacar agua del pozo”, ¡hagámoslo con amor!…

Toda experiencia que vivimos tiene un significado para el encuentro con nosotros, eso significa que debemos ORDENARLAS (Leer: Qué difícil es ordenar) y elegir qué nos define y qué no y, obrar en consecuencia.

Seamos honestos con nosotros mismos .

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AMISTAD
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AMISTAD

AMISTAD, es a ti a quien me dirijo, sé que aún sigues ahí en nuestro interior, sé que poco a poco y pasito a pasito te estamos recuperando, trayéndote al ahora, a este momento presente.

Lo hacemos con mucho miedo, amistad, pero créeme, lo hacemos, aunque aún hay desconfianza, es que no queremos sentirnos más veces tontos por ser buenos y creer en ti, o ingenuos por entregarnos con esperanza y determinación, o ilusos por confiar intensamente en los demás.

Cada vez más, amistad, nos respetamos a nosotros mismos, respetamos lo que sentimos, lo que estamos siendo y la humanidad que hay en nuestro corazón.

Amistad (Leer también: Unirnos), sabemos que es posible el cambio, todos lo sentimos, lo que nos pasa es que a veces nos desesperamos, nos sentimos impotentes e incluso incrédulos, porque no sabemos cómo hacerlo, pero gotita a gotita sí que nos estamos permitiendo que la sabiduría que atesoramos deje que el maestro que somos actúe.

Amistad, ya sabemos que tú existes por el amor al prójimo que poseemos y custodiamos en el corazón, es intrínseco en nosotros, todos nos sentimos bien cuando hacemos que el otro se sienta bien, cuando ayudamos al encuentro. Tal vez es esa la experiencia divina y elevada de ser uno con Dios, ser nosotros mismos, por ser uno con el otro, SER HUMANO gracias al otro que es nuestro hermano, el que nos permite la experiencia.

Volvamos a ser amigos y el resto será la consecuencia, la reacción, el efecto… (Ver: Todos somos colectivo)

Para cambiar lo que hacemos, tenemos que cambiar qué estamos siendo, esa es la asignatura, o más bien, el proceso en el que estamos inmersos.

 

No nos sintamos vencidos, sé que es difícil porque hay muchas maneras de ver el mundo, de visionarlo.

YOSOY de esos que sí perciben que el cambio es creíble, que cada vez somos más conscientes, permisibles y favorables con nuestra transformación.

Sigamos recuperando al ser humano que somos, reconquistando el ser persona.

 La pandemia si algo nos hizo consciente, es que la vida es más importante que las razones, que esto es tránsito, un viaje pasajero, un proceso, que al menos para mí, es fugaz.

A lo mejor deberíamos dejar la incesante búsqueda de darle sentido a la vida, desde la educación competitiva que hemos adquirido, que en ocasiones lo que crea, incentiva e incita es rivalidad, enemigos, perdedores, derrotados, egocéntricos, ególatras, narcisistas, personas individualistas y solitarias, porque también sabemos que somos todo lo contrario, eso sí, cuando lo elegimos, cuando adquirimos la consciencia de que todos somos uno, que vencernos, también es derrotarnos a nosotros mismos, así lo único que define es la manera de cómo aprendimos y no de cómo somos.

Tengamos FE, podemos restablecer, rescatar y reponer los valores intrínsecos de nuestro corazón, sintamos FE en nosotros mismos.

Todos somos humanos queriendo ser la versión más elevada de nosotros, aliviemos las creencias y recobremos la humanidad, la unidad común que todos y cada uno formamos.

 

Vivir es lo que tiene sentido, es así de sencillo a la vez que complejo.

Somos nosotros la vida y tal vez eso es lo que tenemos que recordar, nuestra misión…

De qué nos vale ganar si el otro que somos nosotros pierde;

-¿y si esa competición la mal aprendimos, porque no era competir para ganar o perder, sino para aportar al colectivo, a la UNIDAD que formamos con los demás, nuestra versión más elevada?-

Así triunfamos todos, ganamos lo «mejor» de cada uno.

Todos somos necesarios y lo sabemos, pero a veces esta manifestación tan obvia, no es respetable.

Cada uno vino a vivir una experiencia, su experiencia, es por eso, que lo que cada uno necesita es distinto, deberíamos complementarlas, abandonar nuestros miedos a no ser validados, hay suficiente para todos los que somos y no restarnos y reducirnos  entre nosotros por nuestras creencias,  «todos somos válidos», lo que sí debemos es ordenarnos. La competición existe, es parte de nuestra naturaleza, nos permite evolucionar nuestras destrezas, habilidades, pericias, maestría.

Cuando somos niños, lo de ser mejores o peores definía solamente nuestras acciones, no a nosotros como personas, eso lo teníamos muy claro en nuestro interior, sin que nadie nos lo enseñara, sabíamos que esas acciones eran sólo eso, acciones, que los niños que éramos, era lo que realmente importaba, porque éramos amigos, no había diferencias entre nosotros, eso lo «mal» aprendimos después, a posterior, a nadie excluíamos, y si lo hacíamos, era porque nos enseñaron a hacerlo según las creencias.

Competíamos para experimentar nuestras diferencias en las habilidades, es innato, saca lo mejor de cada uno, para después, con muchísimo amor compartirlo en el colectivo, a nadie dejamos fuera, éramos amigos.

 El amor de SER UNO cuando niños lo tenemos integrado, porque somos amigos, existe una relación real de afecto, simpatía y confianza inquebrantable, existe la amistad.

Cuando tenemos amigos o a alguien con quien simplemente hablar, somos felices, sentimos el afecto entre nosotros.

AMISTAD, eres importante en nuestra vida, eres ese vínculo estrecho con los demás, de afecto, lealtad y respeto.

Cada vez más despliegas tu magia de cariño, compañerismo y hermandad.

Tengamos CONFIANZA en nuestra humanidad interna y FE para materializarla.

 

 

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¿CÓMO LO RESOLVEMOS?
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¿CÓMO LO RESOLVEMOS?

-¿Cómo lo resolvemos?-

Es ese el pensamiento de frustración constante que tenemos en nuestros mapas cognitivos, por nuestra percepción de insuficiencia, siempre hay algo que resolver, porque algo está mal, o es erróneo, o defectuoso, o escaso, …en nosotros, y ¿Cómo lo resolvemos?.

Normalmente nuestro pensamiento es que tenemos poca consciencia, o que somos poco lúcidos, o nada bondadosos, o míseros, o crueles, o vándalos.

Es como si en nuestro corazón solamente albergáramos todo aquello que es «negativo».

Parece que en nosotros no hay amor ninguno y esto lo expreso con ironía, o al menos en ocasiones es así cómo creemos, a veces es consciente y otras no.

Eso del amor, es sólo para algunos privilegiados y elegidos, y si…

-¿Es verdad que tenemos amor en nuestro interior?-

Ese amor que ama al prójimo por amarnos a nosotros mismos, sólo que aún no hemos sabido cómo gestionarlo porque hemos «mal» aprendido.

“Es parte del proceso”

Debemos preguntarnos -¿cómo podemos ordenarlo si nos sentimos insuficientes?-

Hagamos conscientes que en ocasiones no es que no seamos capaces, sino que al sentir que somos insuficientes, no nos malgastamos en discernir por nosotros mismos, sino que es más fácil delegar eso en otro, creencia, … Y que somos nosotros los que tenemos la culpa.

Es así de simple y a la vez complicado como lo hemos aprendido y como también nos han enseñado, quizás es ese EL PROGRAMA que debemos cambiar y digo quizás, por qué no tengo la verdad absoluta, sólo una percepción de ella, la mía, desde mi capacidad de observación, esa que contemplo en mi interior y me vislumbra las dificultades por las que tránsito y he transitado para ser YO en el colectivo (Leer también: Todos somos colectivo), es ese sentirme errado, por no ser como los demás quieren que sean ¡SISTEMA!, que por supuesto pensamos que si son los que están acertados y que además son los que sí tienen la verdad absoluta, los que me dicen que tengo que SER y si no, soy yo el que estoy equivocado, soy el fallido e incluso el falso.

Basta ya, es eso lo que me nace escribir, basta ya de torturarnos ante esta educación sin estima alguna, donde pensamos que hemos venido al mundo generación tras generación sólo para redimirnos, aceptando ser culpables nada más que nacer, de algo que no sabemos, que no hemos vivido y que además no estábamos, al menos como ahora nos identificamos.

Basta ya, de creer que somos defectuosos, que estamos en deuda, que somos poca cosa, que somos menos de lo que se esperaba.

-¿Cómo lo resolvemos?-

Dejando el miedo, abandonémoslo y reprogramemos nuestras creencias, permitiéndonos experimentar sin el juicio de ser pequeños, de ser menor a lo normal.

Seamos naturales y elijamos nosotros. Seamos grandes por ser valientes y afrontar esas experiencias para definirnos en nuestro amor propio y el amor al prójimo, para encontrarnos a nosotros mismos en la armonía que nos permite el equilibrio del movimiento de la experiencia.

Ese bien o mal es relativo y depende sólo de nosotros.

Nadie mata de manera innata, nadie de nosotros lo tiene grabado en su corazón, por más que a veces, así lo parezca o nos los hagan percibir de esa manera, ningún niño viene así, ninguno siente el acabar con la vida de otro, sólo lo hacemos si tenemos la creencia que justifica de que eso, es lo mejor para nuestra visión del mundo y este es sólo un ejemplo de tantos. Eso es lo que debemos hacer consciente, son las razones de nuestras creencias, esas, que a veces nos hace ver al resto de nosotros, no como personas iguales que pasan por las mismas vicisitudes emocionales para el encuentro con nosotros mismos (Leer también: ¿Qué difícil es ordenar?, sino como enemigos acérrimos que nos quitan la razón.

“TODOS SOMOS UNO”

-¿Cómo lo resolvemos?-

Siendo nosotros mismos, tal y como somos, y afrontando el miedo que nos lo impide, las creencias… (Ver: Desnudarnos)

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CLÁSICOS
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CLÁSICOS

A veces, en mi observación, percibo que en ocasiones hemos entendido que hacer lo contrario a lo clásico es el camino.

Lo que nos diferencia, es esa parte bohemia que hay en nuestro aparente egocentrismo, esa parte individualista que pensamos que nos distingue ante los demás, que somos originales y quizás únicos, simplemente por no llevar una vida «clásica».

A lo largo de mi experiencia, he comprobado que muchos de nosotros no sólo no éramos originales (Ver: Desnudarnos), sino todo lo contrario, muy influenciables y moldeables, pero creíamos que sí, porque no repetíamos las mismas acciones clásicas, éramos guay, alucinantes, fantásticos.

No éramos conscientes que estábamos dominados por el sistema, además con autoridad y peso, porque nos ofrecía lo distinto a lo clásico, para ser sólo la reacción y no la acción de ser coherentes con nosotros mismos, pensando que sí, y así depender siempre del sistema mismo que nos predicó.

A cuantos amigos y compañeros vi fumar, beber, transgredirse desde muy temprana edad pensando que así ya eran adultos y que eso los hacía diferentes.

-¿Acaso eso era ser distinto?-

Lo hacíamos casi todos, … Y así con todo,-con el compromiso, la lealtad, el honor, el respeto.

Nos solía mover una sola cosa y era destacar ante los demás sin SER CONSCIENTES. Lo importante era no ser igual al resto «clásicos», para conseguir ser centro de atención, de esa quizás falacia y engañosa distinción.

Cuando se vive en armonía queremos dejar de ser algo que no somos y no estar constantemente pendientes de esa vida poco convencional, poco organizada y extravagante que parece libre, llamada bohemia, para vivir el orden (leer también: Vivirnos), eligiendo y ocupándonos de ese nuestro compromiso adquirido libremente.

Somos muchos los que en este bagaje hemos claudicado ante la verdad, para dejar ese cansancio que en ocasiones es agónico, que nos supone el pasotismo, dejadez y la indiferencia que usamos para no ser clásicos, muchas de las veces esa desgana o desinterés es desconocido por nosotros.

Yosoy clásico, no por hacer lo que los demás hacen, sino por comprometerme desde mi libertad a crecer con los demás, siendo parte del colectivo que con ellos formo.

Yosoy clásico, por adquirir la responsabilidad de ser y hacer desde esa mi libertad, sin estar pendiente de ser rebelde, ni estar en contra, simplemente ser yo y coherente con mi elección.

Yosoy clásico, por vivir ordenando esas vivencias y no estar buscando darle un sentido excéntrico que me aparte de lo que es común en mí.

Yosoy clásico, por no estar pendiente de vestirme, hablar o comportarme de una manera extraña o poco común, para sentirme distinto.

Cuando expreso esto, lo que trato de manifestar es que cuando estamos pendientes de hacer para ser distintos, estamos en la reacción y necesitamos de una guía para poder hacer lo contrario, por tanto debemos de ser conscientes que somos sólo eso, seres pendientes de ser poco comunes, raros y extraños…

-¿Eso es SER NOSOTROS?-

Quizás llevamos mucho tiempo buscando cómo ser diferentes y distintos, haciendo todo eso que creíamos para ello y no nos hemos dado cuenta de que ya somos originales y auténticos.

…Nosotros ya somos inéditos.

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