En ocasiones estamos tan inmersos en la idea que tenemos de nosotros mismos, que no nos damos cuenta de nuestras verdades…
Por ejemplo, de nuestra falta de confianza, de integridad, de coherencia…
Nos ofendemos muchísimo cuando otros nos muestran esas carencias. No queremos verlas.

Cuando ese reflejo nos lo muestra alguien tan cercano como nuestra pareja, suele ser de una manera tan clara y transparente que da miedo.
Ese ser que nos visibiliza nos confronta, y entonces entramos en la batalla del ego. No queremos aceptarlo, es más cómodo culparle por su «falta de criterio» hacia nosotros.

Incluso llegamos a atacarle con fuerza, diciendo cosas como “es mala gente” o “es mala persona”, que “se pasó de los límites” o que “fue demasiado lejos”.

Nuestra defensa es feroz ante tal desnudez del ego

Nos ponemos en alerta, en “zona roja”. Sentimos que nuestros principios y valores han sido atacados.
Expresiones como esas nos parecen “imperdonables” y nos hacen sentir suspendidos, no válidos.
Nos obligan a mirar hacia adentro. Y es precisamente con esa persona con quien más vulnerables somos.
Es alguien que amamos, y su opinión nos importa profundamente.

El hecho mismo de defendernos ya es una señal de que algo de verdad hay en lo que nos dicen.
Nuestro ego se queda sin escondites, sin las mentiras con las que sostiene esa imagen impoluta de cómo nos gustaría ser.

¿A quién no le gusta ser impecable, honrado, íntegro, coherente…?

Por eso, cuando alguien nos muestra lo contrario, nos resistimos.
Nos aterra la idea de ser ese reflejo, y atacamos con intensidad, incluso faltando al respeto.
Pero es el ego quien no quiere permitir ese descubrimiento.

Tenemos que descansar y empezar a percibir la vida como lo que es: ¡un PROCESO!

Todas nuestras acciones son parte del camino, oportunidades de definirnos, de encontrarnos con nosotros mismos.

Nosotros somos AMOR.
Elegimos en cada acción, nos estamos definiendo constantemente a través de lo que hacemos, según el propósito que hayamos elegido.
Y si no lo hemos elegido, aún estamos a tiempo. ¡Siempre estamos a tiempo!

Para pedir CONFIANZA, debemos confiar en nosotros.
Para pedir INTEGRIDAD, debemos ser íntegros en la intención de ser nosotros.
Para pedir COHERENCIA, debemos alinear lo que pensamos, decimos y hacemos.
Para pedir ENTREGA, debemos entregarnos más allá del ego ofendido.
Para pedir ENTENDIMIENTO, debemos aceptarnos tal como somos.
Para pedir COMPRENSIÓN, debemos entender que somos proceso, no meta.
Para pedir Ternura, Compasión, Perdón, debemos respetarnos, mimarnos, perdonarnos… y amarnos.

Sólo nosotros somos los responsables de nuestra vida.

Los demás simplemente nos permiten vernos, para poder encontrarnos con nosotros mismos.
Ellos no nos aprueban ni nos suspenden.
Somos nosotros, con nosotros mismos.

Dejemos de ser jueces, verdugos y condenados en nuestra propia vida.
Agradezcamos toda esa VERDAD que nos permite crear verdad.

La verdad elegida conscientemente es lo único que nos permite vivir una vida ¡confort-able! 💚

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *