Solemos estar tan inmersos en la idea de cómo debemos de ser, que siempre hay algo de cómo somos que no nos gusta de nosotros; es altísima la exigencia que tenemos para ser de una manera determinada…
¡Depende de nuestra creencia!
Cuando somos capaces de desnudarnos, aun con miedo, deja de importarnos cómo nos ven y también la opinión que tienen de nosotros.
Empezamos a SER libres por hacerle frente y dar la cara al temor, afrontando la probable cobardía e incluso el posible pánico que nos limita. Las alarmas del pavor se silencian, y aparece la confianza en nosotros mismos; la autoestima nos enuncia con serenidad el VALOR que tenemos.
«Somos únicos y originales»
Me pregunto: ¿Quién o quiénes dijeron cómo debíamos de ser?… ¿Fuimos nosotros?…
A lo largo de la vida siempre ha habido cánones, reglas, pautas, guías… normalmente llenas de intereses de dominio para poder tener el control.
A veces hemos sido conscientes y otras no, y eso nos ha ido generando pensamientos, razones, senderos… Para sentirnos personas con notable reconocimiento y salir «victoriosos» tras la teórica comparación con los demás; las hipotéticas pruebas de validez y digo, teóricas o hipotéticas, porque no son tangibles, pero para mí, sí que son ciertas y verídicas; como por ejemplo la moda, qué importante es estar a la moda, o de moda, el estatus que nos reporta, el grado que nos representa.
Eso nos ocurre en cualquier aspecto de nuestra vida. Uno de los más apreciables es con nuestro aspecto físico, las medidas y la inevitable vejez… En ocasiones, las operaciones son a doquier para aparentar y estar a la altura que creemos que es la óptima, por estar sometidos a un examen continuo y agotador de nosotros a nosotros mismos, a través de nuestra creencia (pechos, nariz, labios, arrugas), etc.
Cuánto dolor pasamos… que justificamos a través de nuestras razones, esas que provienen de nuestro raciocinio, argumentos que justifican tal vez nuestras propias limitaciones, esos condicionamientos, restricciones a sentirnos libres, sin juicios…
—Tal y como somos—
Se ha convertido en «pecado» hasta el proceso natural de la edad, exigencia que nos asfixia, nos limita en un mar de complejos, de inseguridad e inferioridad.
—¿Y si es producto de la educación competitiva que tenemos?—
A lo mejor deberíamos reflexionar sobre esas nuestras barreras de validez.
Tal vez pensamos, por ese aparente «complejo», que dependiendo de la edad, ya no podemos ganar, o al menos aparentarlo según esos cánones y de ahí, esa carrera larga evitando el miedo pensado, deducido…
—En ocasiones es tortuoso—.
—¿Y si no es ganar, ni ser mejor que nadie, sino simplemente ser nuestra mejor versión, ser nosotros mismos, tal y como somos?—
Quizás acabaría la agonía de tener que aparentar o mostrarnos de una manera determinada o específica o «decretada». Posiblemente, si hiciéramos conscientes por qué nos sentimos limitados, probablemente seríamos libres.
Porque somos conscientes de quiénes somos nosotros y por tanto aptos, capaces, competentes y por supuesto SUFICIENTES. A veces nuestra estima está tan deteriorada que pensamos que debemos intervenir en todo lo que aparentemente nos acompleja, como la flacidez, las arrugas, que determinan nuestra edad. Tal vez así recuperaríamos la estima y el valor de ser nosotros mismos y me pregunto…
—¿Eso es cierto o siempre hay algo, otra cosa que nos delimita?—
He visto personas que empezaron operándose lo que a priori los acotaba y convirtieron su vida en el eterno anhelo de la ilusión de poder operarse todo lo suficiente, todo lo que les era necesario para conseguirlo y así, así, así… siempre había algo más. Quizás no hemos observado que no es mejorar el complejo que tenemos, sino «no crear el complejo».
A lo mejor podríamos empezar a hacerlo, adquiriendo la consciencia de la vehemente comparación de la fuerte, potente y penetrante imposición social de cómo deberíamos ser. —No es una crítica, solo hago la observación—
Son muchos los que me dijeron que querían recuperar su estima y no les funcionó.
—¿Y si nos desnudamos y perdemos el miedo a la aceptación, a la validez, a la autenticidad?—
Sé que puedo generar controversia, que no pretendo; solo aporto criterios de mi percepción, que no la verdad absoluta. Sé que cada vez que acepto el miedo a aceptarme tal y como YO SOY.
A sentirme válido.
Ser auténtico y original.
YO SOY LIBRE cuando lo armonizo.
También me ocurre cuando lo acepto y lo afronto de igual forma con respecto a los demás, que conmigo formamos el colectivo. El miedo a que no me incluyan o que no me reafirmen… Cuando eso ocurre y me atrevo a desnudarme, libero mis miedos y descubro que todo era una percepción de mi creencia y llega el ORDEN que me hace sentir libre. El AMOR PROPIO y, desaparece la necesidad de querer ser de una forma o manera, ya no necesito «operarme»…
«Porque YO SOY así y así es como YO SOY»
«Un SER LIBRE por afrontar el miedo a desnudarme tal y como YO SOY» 💦
#Gotitasdeagua888
