-¿Cómo lo resolvemos?-
Es ese el pensamiento de frustración constante que tenemos en nuestros mapas cognitivos, por nuestra percepción de insuficiencia, siempre hay algo que resolver, porque algo está mal, o es erróneo, o defectuoso, o escaso, …en nosotros, y ¿Cómo lo resolvemos?.
Normalmente nuestro pensamiento es que tenemos poca consciencia, o que somos poco lúcidos, o nada bondadosos, o míseros, o crueles, o vándalos.
Es como si en nuestro corazón solamente albergáramos todo aquello que es «negativo».
Parece que en nosotros no hay amor ninguno y esto lo expreso con ironía, o al menos en ocasiones es así cómo creemos, a veces es consciente y otras no.
Eso del amor, es sólo para algunos privilegiados y elegidos, y si…
-¿Es verdad que tenemos amor en nuestro interior?-
Ese amor que ama al prójimo por amarnos a nosotros mismos, sólo que aún no hemos sabido cómo gestionarlo porque hemos «mal» aprendido.
“Es parte del proceso”
Debemos preguntarnos -¿cómo podemos ordenarlo si nos sentimos insuficientes?-
Hagamos conscientes que en ocasiones no es que no seamos capaces, sino que al sentir que somos insuficientes, no nos malgastamos en discernir por nosotros mismos, sino que es más fácil delegar eso en otro, creencia, … Y que somos nosotros los que tenemos la culpa.
Es así de simple y a la vez complicado como lo hemos aprendido y como también nos han enseñado, quizás es ese EL PROGRAMA que debemos cambiar y digo quizás, por qué no tengo la verdad absoluta, sólo una percepción de ella, la mía, desde mi capacidad de observación, esa que contemplo en mi interior y me vislumbra las dificultades por las que tránsito y he transitado para ser YO en el colectivo (Leer también: Todos somos colectivo), es ese sentirme errado, por no ser como los demás quieren que sean ¡SISTEMA!, que por supuesto pensamos que si son los que están acertados y que además son los que sí tienen la verdad absoluta, los que me dicen que tengo que SER y si no, soy yo el que estoy equivocado, soy el fallido e incluso el falso.
Basta ya, es eso lo que me nace escribir, basta ya de torturarnos ante esta educación sin estima alguna, donde pensamos que hemos venido al mundo generación tras generación sólo para redimirnos, aceptando ser culpables nada más que nacer, de algo que no sabemos, que no hemos vivido y que además no estábamos, al menos como ahora nos identificamos.
Basta ya, de creer que somos defectuosos, que estamos en deuda, que somos poca cosa, que somos menos de lo que se esperaba.
-¿Cómo lo resolvemos?-
Dejando el miedo, abandonémoslo y reprogramemos nuestras creencias, permitiéndonos experimentar sin el juicio de ser pequeños, de ser menor a lo normal.
Seamos naturales y elijamos nosotros. Seamos grandes por ser valientes y afrontar esas experiencias para definirnos en nuestro amor propio y el amor al prójimo, para encontrarnos a nosotros mismos en la armonía que nos permite el equilibrio del movimiento de la experiencia.
Ese bien o mal es relativo y depende sólo de nosotros.
Nadie mata de manera innata, nadie de nosotros lo tiene grabado en su corazón, por más que a veces, así lo parezca o nos los hagan percibir de esa manera, ningún niño viene así, ninguno siente el acabar con la vida de otro, sólo lo hacemos si tenemos la creencia que justifica de que eso, es lo mejor para nuestra visión del mundo y este es sólo un ejemplo de tantos. Eso es lo que debemos hacer consciente, son las razones de nuestras creencias, esas, que a veces nos hace ver al resto de nosotros, no como personas iguales que pasan por las mismas vicisitudes emocionales para el encuentro con nosotros mismos (Leer también: ¿Qué difícil es ordenar?, sino como enemigos acérrimos que nos quitan la razón.
“TODOS SOMOS UNO”
-¿Cómo lo resolvemos?-
Siendo nosotros mismos, tal y como somos, y afrontando el miedo que nos lo impide, las creencias… (Ver: Desnudarnos)
