UNIRNOS
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UNIRNOS


En la vida, es la UNIÓN lo que nos genera fortaleza y es la fortaleza la que nos da el poder de transformar, de crear, el poder de la alquimia. Sin embargo, a veces, solo buscamos y codiciamos el poder sin darnos cuenta de que ese deseo de poder es el que nos separa, nos aísla y nos aleja del prójimo, e incluso, en ocasiones, nos elimina como si fuéramos desechos, desperdicios, sobras.

Queremos poder porque aún no sentimos que «los otros son una unidad con nosotros», sino que están separados, apartados, lejos, porque tienen creencias distintas, razones diferentes, pensamientos contrarios.

Debemos ser conscientes de que, para nosotros y la sociedad, lo único que tiene más valor que la misma vida es nuestra razón. Lo hemos observado constantemente a lo largo de la historia y también en la historia presente, la que ahora mismo escribimos; todavía hay guerras. Tal vez no somos del todo conscientes para poder observarlo…

La razón es el valor supremo de la vida, es la guía. ¿Es eso cierto, o es la misma vida, el valor supremo, lo que más valor tiene? Hemos matado a muchas personas por ello, y lo seguimos haciendo. A veces incluso lo hemos hecho y lo hacemos en nombre de Dios; nos quitamos la vida de manera impune por esa razón o razones… Por lo tanto, nos justificamos, porque somos los poseedores de la razón, es decir, de la verdadera verdad.

Esa enseñanza nos viene heredada desde hace muchísimo tiempo, desde nuestros antepasados, generación tras generación, por nuestras creencias. Aquellos seres que no tienen la misma que la nuestra, lo mejor es romper con ellos; son los equivocados o los malos, debemos desligarnos e inclusive, repudiarlos, despreciarlos, censurarlos.

Es esa desunión, usada en nuestra educación a través de la religión, la política, la espiritualidad, los géneros, etc., la que nos divorcia y desconecta del amor al prójimo, nos aparta y nos excluye del «SER HUMANO que somos».

Es ese dividirnos el que nos dispersa y acentúa nuestro individualismo; solo son válidos aquellos que piensan como nosotros, dejando de sentir que los demás son uno con nosotros, que todos SOMOS UNO. Esto hace que ambicionemos adictivamente el poder, hasta cotas insospechadas, donde todo vale, incluida la vida si así fuera necesario, con tal de conseguirlo y mostrar que somos nosotros los que tenemos la auténtica verdad.

Sin embargo, si nos enseñaran que el poder de la vida, de la creación, nace de la UNIÓN de todos nosotros, de nuestra fortaleza interior, quizás empezaríamos a ADQUIRIR LA CONSCIENCIA de que ese es el poder para crear de otra manera y empezaríamos la real y genuina transformación en ese mundo «nuevo» que anhelamos, ese mundo que define a la vida.


La Vida y el Poder de la Unión

«La vida somos y el otro eres tú mismo», ese es el respeto a nuestra humanidad, a nuestros corazones, eso es parte del proceso de encuentro.

No se trata de separarnos por tener percepciones distintas de la vida que somos, sino de unirnos y complementarnos, sumar los unos en los otros. Ese es el poder que hay en nuestro interior, y esa suma de cada uno de nosotros nos revela que la fortaleza interior de la UNIÓN nos da el poder del universo para crear, concebir, establecer; y es en la separación donde se disipa, se esfuma y se desvanece, generando una grandísima lucha encarnizada por el poder.


Verdadera Fortaleza

La fortaleza interior no se obtiene del poder; es al contrario, es el poder quien surge de la fortaleza interior de la UNIÓN.

La separación continúa disfrazada como fortaleza, desde los países con su patriotismo y fronteras, la política, economía, religiones y las creencias. Dejemos de separarnos entre nosotros como si no fuéramos TODOS UNO, sino enemigos acérrimos, decididos y convencidos. Esta gran falacia la hemos perpetrado en el tiempo, es nuestro legado y continuamos con ella.


Despertemos

Despertemos.


Es la UNIÓN quien genera la fortaleza interior de la creación, del cambio, la suma de todas y cada una de las percepciones, la que nos da el PODER de la transformación, la creación que nos define a todos.


#Gotitasdeagua888

QUE DIFÍCIL ES ORDENAR
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QUE DIFÍCIL ES ORDENAR


La Dificultad de Ordenar y el Autoengaño

Qué difícil es ordenar cuando ni siquiera se aprecia el desorden, cuando la percepción que tenemos de nosotros mismos es todo lo contrario: una vida ordenada, cabal, coherente, con sentido.

Qué difícil es ordenar cuando la imagen que observamos de nosotros es una imagen de lucha, pero no de desorden; de resistencia, pero no de desorden; de oposición, pero no de desorden; de rebeldía, pero no de desorden; de obstinación, pero no de desorden; de repulsa, pero no de desorden…

Hasta que un día llega alguien que nos vislumbra la grandísima debilidad y fragilidad que poseemos, el colosal desorden de solo ser la intención de querer ser alguien que se siente apto porque los demás lo aprueban, alguien que se siente parte del colectivo porque lo validan. Y esto, incluso a costa de renunciar a nosotros mismos, adaptándonos, abandonándonos y rindiéndonos a ser tal y como somos.

Llegan relaciones por doquier donde lo único que buscamos es sentirnos capaces, como son los demás, engañando a nuestros sentimientos. Tal es el anhelo de vivir cumpliendo la norma que nos certifica, la que nos homologa y nos ratifica, que llegamos a «prostituirnos» por el deber y la obediencia, y así poder sentirnos corroborados.

Todo vale con tal de conseguirlo, y sin ser conscientes en la mayoría de las ocasiones, ni pretenderlo, el amor se convierte en la incansable, inagotable e infatigable carrera de lograr y alcanzar la meta de vivir en pareja. Da igual con quién, eso es secundario. Cualquier sentimiento hacia esa persona nos detona una gran e inmensa ilusión y alimenta nuestras razones para conseguirlo.


El Miedo a Perder y el Desorden de las Relaciones

Se apodera de nosotros el miedo a perder y mantenemos relaciones disimuladas, solapadas, sinuosas, falaces, incluso escabrosas y desconfiadas.

Nos adaptamos emocional y sentimentalmente, y nos adecuamos, acondicionando todo de manera laboriosa y voluntariosa. En vez de ordenar y equilibrar armonizando, nos vamos al DESORDEN que nos muestra el otro, lo acompañamos en todas sus ausencias, sin discernimiento alguno por nuestra parte; tenemos el gran objetivo de vivir en pareja.

Los criterios que regían o rigen nuestra vida, optamos por que desaparezcan y nos convertimos en fieles cómplices de lo que no somos, haciendo cosas por hacer, siguiendo esa ausencia a través del otro, siendo partícipe y copartícipe con la pareja elegida, colaborando en cosas que ni siquiera nos habíamos o nos hemos planteado, estaban y están vetadas, prohibidas, censuradas o bien desaprobadas por nuestros valores. Sin embargo, nos adiestramos libremente, porque creemos que es lo que hay que hacer para estar protegidos y ser calificados como aptos, capaces y suficientes.


Verdad y Humildad

«Lo único que crea verdad es la verdad» José Acosta

Quizás es hora de observar que es propio, característico e inherente a nosotros y contemplar si nos estamos respetando. Somos merecedores de amor propio y el RESPETO es parte del proceso.

El camino lo debe hacer cada uno por sí mismo, es libre y personal, depende de cada uno cómo quiera caminarlo. En mis letras no hay juicio, sino observación; no hay aleccionamiento, sino contemplación; no hay examen, sino introspección; no hay advertencia, sino empirismo; no hay aviso, sino aclaración…

«La humildad es la capacidad de ver nuestra verdad» José Acosta

Tal vez llegó el momento de dejar de justificarnos exponiendo nuestras razones para que sea admisible y no censurable e inadecuado, y ENCONTRARNOS.


Nuestro Viaje Interior


Nuestro viaje es al interior de nosotros y la única manera de hacerlo es adquiriendo consciencia de nosotros mismos, en el proceso que es la vida.


#Gotitasdeagua888

EL PERDÓN
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EL PERDÓN


El Perdón Genuino

El perdón no es una herramienta estratégica que usamos para conseguir un fin. A veces lo empleamos con una buena intención, pero en cuanto empezamos a exponer los motivos y el porqué de ese perdón, la auténtica verdad aflora. Entonces, la palabra «perdón» se convierte en una excusa para que nuestra mente se desahogue, enumerando todas las razones por las que actuamos, y dejando de lado lo que realmente hicimos.

Debemos reconocer que, de una forma u otra, seguimos creyendo que los demás son responsables de nuestras acciones. Todavía no nos hemos perdonado a nosotros mismos y, sin embargo, ya queremos pedir perdón a otros.

Necesitamos ser honestos y sensatos con nosotros mismos. Si seguimos justificándonos, estamos abusando del privilegio que nos otorga la palabra perdón. No lo estamos pidiendo de verdad, sino que hemos aprendido que al pedir perdón tenemos la posibilidad de seguir perteneciendo al colectivo, al grupo, a la pareja, etc. Al hacerlo, manchamos su significado, culpabilizando en lugar de asumir la responsabilidad, como tantas veces hemos hecho.

Como, por ejemplo: «Es que me hiciste…», «es que me dijiste…», «es que pensé esto…», «es que fuiste de esta manera…», «o es que me provocaste…» A veces es difícil verlo, e incluso si lo hacemos, encontrar el equilibrio.

Cuando esto sucede, es porque creemos que todo está fuera de nosotros, que es culpa de lo que los demás nos hacen, y no de lo que está dentro, en nuestro interior, de cómo percibimos y, en ocasiones, permitimos.

¡Ya dejamos de ser responsables!


La Verdad del Perdón

El perdón pierde su sentido y se convierte en una herramienta para desahogar nuestras razones, sin importar nuestras acciones desarmonizadas.

El PERDÓN es renunciar a la «venganza» o a la reclamación de un castigo, es decir, es no tener en cuenta la ofensa. Los que perdonamos no hacemos justicia al conceder el perdón, sino que aceptamos que la justicia es renunciar al castigo, porque sentimos que lo justo es el proceso que se vive. Ese proceso nos permite encontrarnos a nosotros mismos y elegimos eso como compensación, en pro de una verdad más elevada que la que teníamos y que suma a la vida que somos.

¡Eso es lo justo, el amor al prójimo que hay en nuestro interior!

Somos actores principales y secundarios en nuestra obra y en la de los demás… A veces es difícil…

El PERDÓN es un beneficio tanto para el perdonado como para el perdonante que tiene la sana intención de restaurar y recomponer la relación o, en su defecto, de no intervenir en la vida del perdonado de manera deshonesta, malhumorada o malintencionada.

Que la relación con el ofensor u ofensores, sea la que se elija, goce del orden que da la armonía.

El PERDÓN debe estar ordenado para que contribuya a la armonía de la cohesión social y a vivir en Paz, evitando espirales de venganza. Si lo desordenamos, el foco estará solamente en evitar la espiral o cadena de «venganza» por miedo y no por la propia acción que significa el PERDÓN, que hace que la espiral o cadena no se cree.

La línea es muy delgada y solo cada uno de nosotros podrá saberlo…


Sabiduría al Perdonar

Seamos lúcidos y, cuando pidamos PERDÓN porque así lo sentimos, expongamos solo el daño ocasionado que nuestras acciones generaron, porque sentimos que esas acciones no nos definen, sino que definen nuestra frustración, nuestra impotencia, etc., y no la verdad del amor que sentimos.

Hagamos un buen uso de la ACCIÓN del PERDÓN y no lo confundamos con el olvido. Olvidar no es perdonar y, además, eso es parte de la verdad acumulada de nuestra experiencia de vida, que nos permite ORDENARLA…

¡Eso es SABIDURÍA!

Es hora de perdonarnos.

Somos ambos perdonantes y perdonados.

Perdonemos pronto y sigamos… 💦


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ALIGERAR EL EQUIPAJE
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ALIGERAR EL EQUIPAJE

Aligerar el Equipaje


Aligerar el equipaje, así es…

—¿Quién de nosotros, si pudiera hacerlo, no negociaría aligerar el equipaje emocional que nos atormenta?—

Lo cierto es que nos gustaría; sin embargo, aun pudiendo hacerlo, a veces es muy difícil.

Somos el programador y el programa.

Esa gran dicotomía la hemos de ajustar y conciliar, y eso lleva su tiempo. Su reprogramación, de vez en cuando, se consigue, y otras se intenta.

Desde mi observación, siento que comenzamos a estar preparados para atendernos, escucharnos y, si fuera necesario, repararnos.

Empezamos a ser conscientes de que lo que hemos hecho hasta ahora para vivir nuestra vida, en ocasiones, no nos define a nosotros mismos, sino que define los principios ideológicos y morales por los que se guía esta sociedad.


Estamos hartos de luchar, de pelear como jabatos, para no sentirnos cuestionados y culpables.

Nuestra prioridad suele ser atender el miedo antes que a nosotros, el miedo que nos produce no ser validados y lo importantísimo que es tener la aprobación.

Es muy complicado, a veces, “vaciar el equipaje emocional”, porque son sentimientos intensos que tambalean nuestros cimientos, esa aparente verdad que pisamos, que establece, que precisa quiénes somos y eso nos hace sufrir, cada vez que no conseguimos el objetivo anhelado de ser estimados, considerados y respetados.

Es enrevesado querer y no poder, intentarlo y no conseguirlo, esforzarse y no lograrlo… Salir de ese bucle incesante de pensamientos desesperados e incluso, a veces, penosos.

Nos sentimos atrapados, porque la línea que diferencia la aceptación del proceso y la del respeto a uno mismo, es muy delgada, es muy fina…


—¿Somos comprensivos, compasivos y humanitarios o intolerantes, crueles e inhumanos?—

Cuando llegamos a la vida de alguien o llega alguien a la vida nuestra, con un pasado vivido, y puede ser que ese pasado, desde nuestra visión, sea antagónico a como percibimos nuestros valores, los principios morales por los que se rige nuestra vida.

Ese ser no llega de manera casual y nosotros no elegimos de quiénes nos enamoramos; llega porque algo nos tenemos que aportar… Mientras nos vamos conociendo, empezamos a abrirnos y a desvestirnos de esa nuestra verdad, y al ir despojándonos de todo ese sumario, a veces empezamos a sentir lo opuesto, lo incompatible, lo inadecuado, e incluso en ocasiones, lo irreconciliable.

Normalmente, cuando eso es así, casi todos los pensamientos van dirigidos a la exclusión, a la ruptura, son cíclicos e intensos, y además, deambulan constantemente.

En todo ese viaje fascinante de desarrollo nos sentimos tontos, estúpidos, bobos, como que estamos renunciando a nosotros mismos y puede ser que esto sea así, por tanto, nos cuesta mucho rendirnos ante ese enjuiciamiento de validez por nuestra forma de visualizar el mundo, la manera de cómo hay que vivir, pero…


—¿Y si no es así?— —¿Y si lo que estamos experimentando es la capacidad de amarnos a nosotros mismos, por amar al prójimo en su proceso de encuentro?—

Cuando elegimos conscientemente, no renunciamos, sino que elegimos qué queremos vivir; ese es el foco desde donde proyectamos, el epicentro donde elegimos, no hay división con el corazón.

En el mundo de lo relativo en el que vivimos, todo es complejo y a la vez sencillo, todo es válido; lo que nos distingue es la sabiduría con la que nuestra consciencia elige y decide las acciones que acomete.

Si las acciones nos reafirman y nos hacen sentir realizados, tenemos el centro de nuestra energía en la elección, en la decisión; si no es de esta manera, entonces el centro de nuestra energía lo tenemos en la renuncia a ser nosotros mismos… y probablemente eso nos haga querer abandonar, dimitir, desistir.


Es tarea ardua, porque no sabemos si estamos acertados en nuestra elección, o si estamos dejándonos llevar por no saber dar orden al sentimiento. El caso es que ese pleito, esa causa en nuestro interior campa a sus anchas, sin previo aviso, ni contemplación, ni compasión, a cualquier hora, haciendo daño, mucho daño.

Son de esos momentos en los que se nos pone un nudo en el estómago, aparece la ansiedad y el nerviosismo, la intranquilidad es parte del día, porque el equipaje está lleno. Además estamos debilitados por el intenso esfuerzo de cerrar la maleta del desasosiego que lleva el equipaje del boicot y la impaciencia, incluso a veces, también lleva el intenso chantaje emocional que en ocasiones nos puede engañar, traicionar y someter.

Por eso tenemos el afán y el empeño de cerrarla bien, para que no nos dañe más.

< Nos sentimos impotentes, vacíos e incluso acabados y destrozados >


Son momentos muy difíciles, y aligerarla para descansar se complica; el tiempo ayuda, pero solo hasta un punto, el permitirnos transitarlo también, sin embargo, ese camino se hace solo, es difícil compartirlo.

Aun no solemos estar preparados para hacerlo juntos; el miedo a la desnudez es profundo y penetrante, exponernos ante el discernimiento y el entendimiento de las partes es potente, y se requiere gran madurez y templanza, nuestros sentimientos están a flor de piel y el miedo a perder —en sus cotas más altas—.


Debemos esperar hasta que nos llegue cuál es nuestra elección, si la de continuar aun con esas verdades vividas, o no; eso es personal y solo nosotros lo podremos saber.

No por eso se inicia el “aligeramiento del equipaje”, no obstante, eso es un grandísimo avance, que nos permite ir abriéndonos a definirnos si así fuera, en la complicidad de SER una unidad formada por dos seres que transitan el desvestimiento natural del proceso, del miedo que nos produce nuestros propios límites.


Tener el control, para ser aprobados o no sufrir tanto, quizás es —esa apuesta, esa jugada, ese envite—, a lo que llamamos perdón, o quizás estamos descubriendo que nuestro perdón es lo que está más allá del mismo perdón.

Desafiar el mismo miedo, transitando el miedo que nos puede y paraliza, cuando por fin nos llega esa llamada, la señal, el grito interno que con brío y arrojo, valentía y gallardía, pensamos de manera directa, sin poner cortapisa, ni restricción, liberándonos a observar y saber lo que un día hicieron, tal y como fue.

Esas páginas escritas de su diario de vida, algo que nosotros no hubiéramos hecho y que tampoco hubiéramos permitido, ni siquiera imaginado hacer… y con decisión, le decimos a los pensamientos de dolor: stop, para ya… que tenemos derecho a elegir, aun con este miedo, a entregarnos con autenticidad y legitimidad, sabiendo que el otro nos muestra la oportunidad de experimentar la confianza en nosotros mismos, en nuestra preferencia.


La FE de caminar con el otro ser que vino a vivir su vida, a encontrarse y elegir libremente cómo, con quién o quiénes y de qué manera, mientras la vive…

—Porque el AMOR es libertad—

Nadie es nuestro embajador, nadie nos representa ante los demás, tampoco es nuestro emisario.

Cada uno nos definimos a nosotros mismos, constantemente en cada acción. Cada uno elegimos quién queremos ser ante lo que tenemos que vivir y solo así podremos encontrarnos en nuestro propósito de vida.

—SER UNO con nosotros mismos—

Tal vez debemos perder el miedo a elegir lo que queremos, aun nos «equivoquemos», sabiendo que pase lo que pase, nunca perderemos, porque habremos ganado la grandiosa experiencia de habernos permitido entregarnos a amar.

Más allá del miedo a hacernos daño por poner nuestro corazón al descubierto,…

—Confiando y sintiendo FE en el proceso, que nos lleva a nosotros mismos—

Lo que sí sabemos es que todos hemos tenido que vivir para darnos cuenta de que hace falta vivir para recordar quiénes somos.

Excluir o excluirte es lícito y loable, añadir, complementar, suplementar, adjuntar… es lúcido, y tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran en nuestro proceso de encuentro es…

—AMOR al prójimo—


Porque nuestro AMOR propio así lo ORDENA.


Seamos desenvueltos, atrevidos y osados; llegó el momento de echarnos a volar, aligerando el equipaje que nos limita y nos impide surcar los aires que ansía planear nuestro corazón.


#Gotitasdeagua888

VIVIRNOS
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VIVIRNOS

A continuación, se presenta el texto en español, sin los elementos de maquetación ni el código HTML:


En ocasiones, lo entendemos tarde y nos hacemos mucho daño. Ya casi todos sabemos que, así como ocurrió, en el momento que fue y el lugar, es como tenía que ser, pero aun así nos hiere en bastantes ocasiones.

Tenemos la creencia de que una relación es el jardín de los sueños, donde todo lo imaginado, producto de nuestras creencias, va a ocurrir y después viene la Verdad.


Si dijéramos que no nos da pena, probablemente nos mentiríamos.

Por más que sepamos por experiencia que la única forma que tenemos de crecer y desarrollarnos juntos es VIVIRNOS, nos da igual, porque seguimos negándonos a transformar esa creencia, esa de vivir solo lo que entendemos como «ideal».


VIVIRNOS para nosotros normalmente significa lo bueno, lo positivo, lo bonito, etc.

Todos somos conscientes de que para poder comprendernos e integrarlo, debemos experimentarnos; es la única forma que existe y así podremos Ordenarnos en el Proceso que somos.

¡Somos la VIDA!,… estamos vivos…

La vida no es el cumplimiento de una idea… de todo ese anhelo proyectado de vivir en la casita de Pin y Pon o la de Barbie y Ken… que tan bien nos han educado…

Ese programa que en ocasiones nos ha «mutilado»…


Pues a veces nos da más miedo no cumplir con la imaginada ilusión, que con la verdad lo hace posible. Sí, hablo de todos esos procesos de desencuentros, desorden, disputas… que a veces llegan a frustrarnos e incluso decepcionarnos, etc., pues eso entendemos que es «malo» vivirlo, que estamos «errados» y «equivocados».


La Vida es viva y eso la hace apasionante; es así de manera natural, es intrínseco de la propia naturaleza, es como es.

Dejemos ya de proyectar lo correcto o incorrecto… y elijamos qué es lo que nos funciona en nuestra vida, justamente por vivirla.

Eso es lo que nos permite ENCONTRARNOS a nosotros mismos, gracias al otro u otros… y,

«Crear en Unidad».


—¿Dónde tenemos el foco, en la idea o en dar forma Ordenando lo que vivimos?


Vivamos… y permitamos que el miedo que vivimos, le dé VALOR al Orden que necesitamos para Crear una Unidad, una Relación, una Pareja, un Colectivo, un Grupo, una Asociación…

—¡Depende solo de nosotros!—


Despertemos del letargo de vivir anhelando la idea de lo que deben ser las relaciones y vivámoslas tal y como son… y desde esa VERDAD que vivimos, elijamos qué nos define a todos en la relación y qué no.


¡VIVIRNOS, eso es, VIVIRNOS!


#Gotitasdeagua888

LA PERCEPCIÓN DE LA MORALIDAD
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LA PERCEPCIÓN DE LA MORALIDAD


Es inevitable en ocasiones caer en ese pensamiento moralista y educado de comparación con los demás que tantas veces nos daña. Muchas veces, al pensar en ello, nos damos cuenta de que el amor al otro está sujeto a una serie de exigencias morales que a veces son difíciles de recorrer y también muy difíciles de superar.

En ocasiones, mientras transitamos todos esos pensamientos de recelo, de duda, se activa en nosotros de manera intensa las ganas de excluirnos o excluirlos de nuestras vidas, por ese juicio sutil y a la vez lleno de matices profundos, penetrantes, agudos e incluso por momentos, insufribles. Es complicado aceptar, cuando desde nuestra visión del mundo percibimos el desorden de sus experiencias o sus elecciones incoherentes con quienes han sido y ahora, a lo mejor, también son.


Es el camino que han andado y aún andan, y siendo conscientes por nuestra parte de que debían vivirlo para el encuentro con ellos mismos, es arduo y exige mucho…

-«esfuerzo»- -comprensión- -entendimiento- -discernimiento- -condescendencia- -tolerancia- -bondad-


Es una cerrazón; nuestra actitud nos mantiene excesivamente firmes en nuestros pensamientos morales, nos resulta inverosímil saber que sí que fueron así, que sí que eran esas personas, por más inconcebible o increíble, o rocambolesco que nos pudiera parecer. El caso es que nos obstina, esa es la verdad, aunque nos pueda resultar penoso, complicado, enrevesado… pero en ocasiones así es la verdad.

La teoría es otra cosa. 🤔…

Muchos sabemos nadar, no obstante, muchos sabemos desde fuera del agua y es en el agua cuando nos hacemos conscientes de si sabemos nadar o no. De repente, sin previo aviso, con mucha algarabía, hay mucho movimiento en la relación, justo cuando nos encontrábamos en un momento de armonía y además exaltados por el entusiasmo y el apasionamiento de sentirnos en la magnitud de unión con el otro.


La gran viveza de sentirnos mágicos.

—¡EL UNO PARA EL OTRO!—

Y ocurre sin más, nos enteramos de algo sobre la persona con la que compartimos vida, al principio queremos que no sea verdad, que sea de esas visiones como en los sueños, pero poco a poco nos damos cuenta de que eso no es posible y tenemos que afrontar algo que nos duele muchísimo. Todo por momentos se desvanece, la estabilidad con la que vivíamos se acaba de esfumar, así sin más, observar el efecto que tienen las decisiones tomadas por el otro, en un determinado momento de su vida.

Sus negaciones a sí mismo, sus resistencias a su veracidad, sus mentiras defendidas a ultranza. Incluso el cómo algunas de sus grandes verdades en la vida, son sus propias falacias, que además han alimentado y en ocasiones aún alimentan el sentido de su vida.

—Ciertamente ¡es muy duro, complicado y laborioso!—


No es plato de buen gusto y tenemos que hacer uso de nuestra templanza y del vigor del amor que hay en nuestro interior. A veces, mientras transitamos ese proceso, el suelo que pisamos se tambalea; hay falta de confianza y ha aparecido de manera sorpresiva, inesperadamente, sin tiempo a prepararnos.

Exponiendo una verdad vivida que no encaja con nuestra percepción moral y todo queda por momentos, suspendido en el aire; nos notamos advertidos e interrumpidos, en suspense. Apreciamos cómo la inseguridad cobra todo el protagonismo del momento…


Esa vulnerabilidad activa nuestra defensa y nos protegemos ante el posible dolor de habernos entregado tanto y quizás habernos equivocado.

Empieza la frustración a hacer su aparición persistentemente; nuestra proyección de cómo lo habíamos imaginado cae, se viene abajo y por momentos empezamos a peligrar, titubeamos, oscilamos y vacilamos por falta de consistencia o equilibrio.

No contábamos en nuestra simulación pensada con esa verdad.

Nos sentimos contrariados, desengañados y decepcionados…

La impotencia invita a la frustración, arremetiendo con mucha intensidad para justificar la gran pesadumbre que nos produce esa visión, la de compartir la vida sin certidumbre con alguien que creíamos que conocíamos, que era de una manera determinada, y se nos desmoronó su imagen.

Todo se convierte en una inesperada sospecha; es el resultado adverso a lo que esperábamos, lo sentimos como un fiasco por no saber de quién nos hemos enamorado…


—¡Es miedo y es natural que lo sintamos!—

A veces es muy difícil, pero ya somos conocedores de que la vida es proceso y el proceso es tal y como es.

Nuestra confianza debe ir más allá.


Debemos dejar las razones que alimentan nuestro miedo y confiar en nosotros mismos, en nuestra elección, quizás estamos reprogramando y ordenando la moralidad y sus razones, gracias a la duda y el desasosiego.


«La imperfección por fin se atreve a pedirle matrimonio a la perfección»


A lo mejor eso que percibimos y sentimos del otro es verdad, sin embargo, a veces ni ellos mismos son conscientes, o no se han dado cuenta, o no lo han percibido de ellos mismos… Si somos proceso, también ellos están en su proceso de encuentro y el hecho de poder «equivocarnos» por creer en ellos no es sinónimo de fracaso… sino muy al contrario, de entrega y compasión.

Es FE en nosotros, en nuestros pasos.

Es acompañarnos mientras nos ORDENAMOS a través de la coherencia del discernimiento que nos permite nuestro encuentro. —Estamos viviendo el proceso de CONFIANZA en nosotros mismos


De la entrega, valentía y el coraje que define la FE en nosotros y en nuestra humanidad, evidentemente con el ORDEN de lo que sentimos… ¡Siempre vamos a salir victoriosos!, no hay fiasco posible, ni burla de la misma vida. Es amor propio lo que experimentamos a través del prójimo, que nos permite vernos y armonizar las acciones que definen nuestro amor. Las personas merecemos la pena, vivamos lo que vivamos para encontrarnos; por supuesto que no soy iluso, ni vendedor fantasioso de una idea del amor, ni inocente y tampoco ingenuo.


«Amar también es decir NO»


Lo que sí que yo soy es un «soñador», sensato y realista, acertado y cabal por saber y sentirlo en mí, que bien merezco la pena, aun habiendo experimentado en ocasiones mi oscuridad.

—ELLA ME ENSEÑÓ MI LUZ—

Por eso tiendo mi mano a los demás. A mí me aportan siempre e incluso para crear juntos, si así lo eligiéramos… porque cuando el miedo se ordena, el amor manifiesta su riqueza y resplandecemos nuestra brillantez.

¡El que esté sin pecado, que tire la piedra!


«Amar es respetar el proceso de encuentro del otro», dejemos de culpabilizarnos entre nosotros y mimémonos minuciosamente. Hagámoslo con ternura y afecto mientras aprendemos y recordamos que dejar ser a los demás es posible cuando nos permitimos SER nosotros. El AMOR INCONDICIONAL hace su aparición con suavidad y firmeza, para que cuando hayamos vivido el proceso, sintamos que estaremos para el otro porque AMAMOS, porque nos AMAMOS y darle continuidad y perdurabilidad. 💦


#Gotitasdeagua888

EL AMOR NACE EN MI
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EL AMOR NACE EN MI


A veces hay que pararse a descansar para sentirnos algo mejor, sobre todo para ir recuperando nuestro estado de forma.

-Nuestro estado original. -A nuestros niños

Sé que lo vamos a lograr, que nos vamos a sentir orgullosos de nosotros, que nos vamos a mirar a nosotros mismos y sentir esa intensa sensación en el estómago, como de costumbre, cuando estamos intensos. Pero esta vez será por sentirnos UNO con nosotros, reafirmados, seguros con nuestras acciones, y lo mejor, con nuestra vida.


En ocasiones, es cierto que el proceso se pone cuesta arriba. Es una pendiente muy difícil de transitar, un chorro de estados emocionales que nos generan malestar y desespero; es tanto el dolor que el sufrimiento se dispara, acentuando en nuestro interior una desazón difícil de armonizar; pero estamos ahí, dispuestos para la confrontación, afrontando sin parangón, decididos a SER nosotros

Tal y como somos, sin avergonzarnos.

Dejando la insuficiencia a un lado y la no validez.


Para «Transformar y trascender», …


Somos suficientes y válidos, y eso lo tenemos que ver nosotros mismos. No es una teoría, es la acción de SER.


Sin ese sentimiento de pérdida de dignidad causado por una falta cometida o de incomodidad producida por el temor de hacer el ridículo ante alguien o ante los demás o ante nosotros mismos.

Momentos de HONRA vivimos; de respeto y de aprobación. Que tenemos ante nuestras cualidades morales y de dignidad a nuestra persona y el proceso que lo permite para SER nosotros.


Tal y como es para poder elegir, siendo «consciente» de que vinimos a vivir nuestro destino, el propósito de nuestra vida, el que nos lleva a nosotros…

«A nuestro ENCUENTRO»

La integridad es la entereza moral de ser y saber que, tal y como somos, es como es.

Para elegir quién somos ante lo que tenemos que vivir…

La integridad es lo contrario a la negación de nosotros mismos.


Levantemos la mirada y miremos de frente a nuestros ojos. No la apartemos y reconozcámoslo ante nosotros, –porque solo nosotrospodemos amarnos y así sentir ese amor en los demás, hacia nosotros.

Lo estamos haciendo bien…

Por fin llegó el momento de que saquemos a nuestros niños a jugar sin el miedo de no ser aceptados por nosotros mismos.

Continuemos y sigamos, que la vida es un viaje maravilloso, lleno de color.

No permitamos que en esta ocasión nos engañe el sufrimiento y acapare el protagonismo, haciendo que distorsione los colores que la vida tiene.


No le dejemos que nos susurre al oído ese «estamos cansados de sufrir»… y creamos por ello que es la vida quien tiene la culpa y no lo es;

-es el sufrimiento el que hemos de transformar-.


«Porque la vida siempre tiene color»


La falta de arropo que a menudo nos acompaña, la tenemos que subsanar en nuestro interior…


«AMANDO nuestro proceso»


Que hoy tengan un precioso día…

De esos que sienten que merece la pena este viaje LLAMADO VIDA 💦


#Gotitasdeagua888

AMOR ES ORDEN
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AMOR ES ORDEN

¡Hola! Aquí tienes el texto sin el código HTML, listo para usar:


Es muy difícil ordenarnos si solo atendemos a lo que sentimos, sin tener el discernimiento de si eso que sentimos define el amor que somos, si esa experiencia que vivimos lo manifiesta, lo refleja y nos da el equilibrio y la armonía necesaria, que nos hace sentir realizados…


Quizás estamos equivocados y solamente por el hecho de sentir ya lo llamamos amor.


A veces, al compartir esos sentimientos intensos, vivimos una fatalidad inaguantable e insoportable que nos produce una gran destrucción y una grave e insufrible alteración en el desarrollo natural de las cosas… y aun experimentando eso, «lo seguimos llamando amor»… A lo mejor estamos sugestionados por nuestras propias creencias que nos dicen que con solo el hecho de sentir, ya eso es amor, da igual si tiene orden o desorden…


—¿El amor es solamente lo que sentimos?, o…

—¿Es el ORDEN de lo que sentimos?

Por supuesto que es obvio que tenemos que sentir, a ninguno se nos escapa ese importante detalle que define el amor, pero si ese sentimiento nos maltrata, nos veja, nos humilla, nos condena…

—¿Es eso amor?

Vivimos convencidos de que el amor es lo que sentimos mientras lo experimentamos intensamente, y si…

—¿El amor se siente, pero no solo ese sentir es lo que es amor?

Es evidente que el amor nos hace sentir, pero el hecho de solo sentirlo no significa que eso sea amor, y ejemplos hay muchos.

¿Cuántas veces nos hemos enamorado de personas que, por su forma de percibir la vida, transgreden el acuerdo o el pacto establecido libremente por ellos mismos y actúan de manera contraria, mienten, quebrantan, infringen, violan, vulneran?


¡El amor no es solamente lo que se siente, sino el ORDEN de eso que sentimos!


En muchas ocasiones sentimos intensamente y ya por ello lo llamamos amor, aun faltándonos el respeto, al honor y a nuestra dignidad, al amor propio para con nosotros mismos.

Cuando nos enamoramos todo es una magnífica proyección de lo hermoso que esa intensidad sentimental nos hace sentir y ese sentimiento tiene el alimento suficiente para ir encontrándonos, creando y posibilitando la alquimia que lo materializa.

Pero ese sentimiento no permanece de esa manera, sino que se transforma…

—¿Qué pasa cuando es así, cuando ya no tenemos esa fuerza del enamoramiento?

Debemos mirar en nuestro interior si así lo consideramos y tener una conversación profunda y sincera con nosotros mismos.

—¿Estamos experimentando el amor o solo el amor al prójimo y el amor propio está resentido y débil?, o… al revés.

—¿Tenemos un exceso de egocentrismo, de amor propio y el amor al prójimo solo es una persona vasallo enganchado a nosotros por un sentimiento intenso?…


AMAR es el equilibrio del amor propio y del amor al prójimo, sabiendo que en ese camino experimentaremos la ausencia de amor, para poder experimentar amor. ♥


Lo que crea el encuentro con nosotros mismos es nuestra verdad, y te corresponde a ti la tuya, es tu vida. 💦


#Gotitasdeagua888

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LA LUCHA

Lucha y lucha y más lucha,… derrocar lo anterior, cambiar lo antiguo, negar lo viejo…

¿Cuántas veces nos decimos «sigamos luchando, no dejemos de hacerlo»?

¿Luchar, es eso lo que debemos hacer?…

Luchar es emplear la fuerza u otros medios contra alguien o contra nosotros mismos o… en un enfrentamiento, que por lo general es violento, para conseguir un fin y vencer…

También es el esfuerzo que hacemos para vencer obstáculos, etcétera.

En ocasiones vivir en la lucha constante es extenuante… tenemos la lucha tan integrada en nuestra memoria histórica que hasta para encontrar el amor, la paz, el bienestar, la felicidad… debemos luchar, luchar por adquirir el derecho, el respeto, la libertad, el espacio… Se nos hace difícil a veces ser conscientes de que nada de eso lo define la lucha, sino lo contrario…

¿Y si estamos equivocados y es esa lucha interna que exteriorizamos lo que hace que evite encontrarnos de la manera y forma que queremos?

¿Y si esa es la resistencia, que en muchas ocasiones no sabemos ponerle nombre pero que afecta a que no nos sintamos realizados y reafirmados con nosotros mismos?…

  • Luchar lo usamos en cada texto, en cada tertulia, charla… que es necesario destacar nuestro esfuerzo, el esfuerzo de ser dignos, honrados, loables… Luchar es la palabra que a veces utilizamos para definir nuestra gran voluntad, nuestra gran capacidad, nuestra honorabilidad…

Podemos ser voluntariosos, capaces, venerables sin luchar… de manera pacífica y establecerlo en nosotros, sintiendo la paz que nos permite observarnos y elegir querer ser sin la resistencia de la pelea, del combate, de la batalla, de la lidia…

  • La lucha no pacifica, la batalla no concilia, la pelea no persevera, la disputa no acerca, la guerra no construye…

Sé que la lucha no solo tiene el significado de cómo lo contextualizo… también tiene el de la brega, el de hacer las cosas con entrega…

Solo pretendo hacer consciente que quizás usamos la energía de la lucha para ser nosotros y esa sea la causa que nos distancia del encuentro… No hago juicio de valor, sino pretendo aportar otra percepción que tal vez nos pueda ayudar a visualizar el desorden si lo hubiera…

Pacificar, trabajar, bregar, concordar, convenir, concertar, ajustar, encajar… posiblemente defina más a la humanidad que la lucha…

La vida no es una lucha, la vida es una experiencia.


LA VIDA NO ES UNA LUCHA, LA VIDA ES UNA EXPERIENCIA

Jose Acosta 💦


#Gotitasdeagua888

NUESTRA VERDAD
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NUESTRA VERDAD

En ocasiones estamos tan inmersos en la idea que tenemos de nosotros mismos, que no nos damos cuenta de nuestras verdades…
Por ejemplo, de nuestra falta de confianza, de integridad, de coherencia…
Nos ofendemos muchísimo cuando otros nos muestran esas carencias. No queremos verlas.

Cuando ese reflejo nos lo muestra alguien tan cercano como nuestra pareja, suele ser de una manera tan clara y transparente que da miedo.
Ese ser que nos visibiliza nos confronta, y entonces entramos en la batalla del ego. No queremos aceptarlo, es más cómodo culparle por su «falta de criterio» hacia nosotros.

Incluso llegamos a atacarle con fuerza, diciendo cosas como “es mala gente” o “es mala persona”, que “se pasó de los límites” o que “fue demasiado lejos”.

Nuestra defensa es feroz ante tal desnudez del ego

Nos ponemos en alerta, en “zona roja”. Sentimos que nuestros principios y valores han sido atacados.
Expresiones como esas nos parecen “imperdonables” y nos hacen sentir suspendidos, no válidos.
Nos obligan a mirar hacia adentro. Y es precisamente con esa persona con quien más vulnerables somos.
Es alguien que amamos, y su opinión nos importa profundamente.

El hecho mismo de defendernos ya es una señal de que algo de verdad hay en lo que nos dicen.
Nuestro ego se queda sin escondites, sin las mentiras con las que sostiene esa imagen impoluta de cómo nos gustaría ser.

¿A quién no le gusta ser impecable, honrado, íntegro, coherente…?

Por eso, cuando alguien nos muestra lo contrario, nos resistimos.
Nos aterra la idea de ser ese reflejo, y atacamos con intensidad, incluso faltando al respeto.
Pero es el ego quien no quiere permitir ese descubrimiento.

Tenemos que descansar y empezar a percibir la vida como lo que es: ¡un PROCESO!

Todas nuestras acciones son parte del camino, oportunidades de definirnos, de encontrarnos con nosotros mismos.

Nosotros somos AMOR.
Elegimos en cada acción, nos estamos definiendo constantemente a través de lo que hacemos, según el propósito que hayamos elegido.
Y si no lo hemos elegido, aún estamos a tiempo. ¡Siempre estamos a tiempo!

Para pedir CONFIANZA, debemos confiar en nosotros.
Para pedir INTEGRIDAD, debemos ser íntegros en la intención de ser nosotros.
Para pedir COHERENCIA, debemos alinear lo que pensamos, decimos y hacemos.
Para pedir ENTREGA, debemos entregarnos más allá del ego ofendido.
Para pedir ENTENDIMIENTO, debemos aceptarnos tal como somos.
Para pedir COMPRENSIÓN, debemos entender que somos proceso, no meta.
Para pedir Ternura, Compasión, Perdón, debemos respetarnos, mimarnos, perdonarnos… y amarnos.

Sólo nosotros somos los responsables de nuestra vida.

Los demás simplemente nos permiten vernos, para poder encontrarnos con nosotros mismos.
Ellos no nos aprueban ni nos suspenden.
Somos nosotros, con nosotros mismos.

Dejemos de ser jueces, verdugos y condenados en nuestra propia vida.
Agradezcamos toda esa VERDAD que nos permite crear verdad.

La verdad elegida conscientemente es lo único que nos permite vivir una vida ¡confort-able! 💚