A veces es difícil permanecer en nosotros mismos. Nuestra capacidad de observación está en proceso y no solemos vernos hasta que creamos esa oportunidad.
Cuando hemos terminado una relación y todo está en apariencia «sano», ha transcurrido el tiempo personal suficiente y nos sentimos armonizados con respecto a ello. Sin embargo, debemos observarnos para ver si eso es realmente así.
En ocasiones, podemos utilizar nuestro propio lenguaje, el que usamos para expresarnos, como una herramienta para vernos a nosotros mismos.
Cuando alguien nos pregunta por qué terminó o cómo era la relación o nuestra expareja, hay respuestas como:
«Acabó porque no me quería…»
«La convivencia no era desagradable, más bien era afable. Mi excompañero/a era bastante astuto/a.»
Hagamos una exploración e indaguemos en esas aparentes expresiones. Observémoslo y permitámonos comprobarlo, eso sí, sin la búsqueda de la culpabilidad o de la vergüenza.
—¡Sin el juicio!— pues la verdad es la de cada uno.
Estamos diciendo que nuestra verdad era que: ¿Si la expareja nos hubiera querido de la manera y forma que nosotros pensábamos, que necesitábamos, hubiéramos seguido?
Quizás nos mostró que nosotros no nos amábamos, no sentíamos el AMOR PROPIO…
—¡Hemos elegido el descarte!—
La convivencia era buena, me hacía reír y era afable… —¿Eso significa que era comprometido y responsable?— Entonces, ¿quiere decir que la expareja era quien «dominaba» y nosotros los «sumisos» por nuestra necesidad y el anhelo de cumplir con lo que proyectábamos del amor?
Quizás nos mostró que éramos muy injustos y además teníamos una actitud vejatoria con nosotros, por nuestras penurias. Quizás lo único importante para nosotros era conseguir la idea que teníamos de AMOR.
—¡Hemos elegido el descarte!—
«Mi excompañero/a era muy astuto/a para todo, hasta para engañarme engatusándome…» —¿Y nosotros?—
Quizás nos visualizó nuestra falta de respeto y lealtad a nuestros propios criterios y la capacidad que nuestra inteligencia tiene de discernir. Si la expareja era astuta…
—¿Qué somos nosotros?…
—¡Hemos elegido el descarte!—
Lo que trato de visibilizar es que a veces nosotros no estamos en la elección, sino en el descarte.
Era la expareja quien tenía la llave de nuestra elección, dependíamos de ella para después elegir nosotros.
Lo dejamos porque no había amor de unidad.
La convivencia era afable, sin embargo, estaba desordenada y yo me sentía con toda la responsabilidad del compromiso. Mi debilidad hizo que no estuviera acertado/a mientras lo vivía, hizo que no viera la verdad que sentía… hasta que la vi…
—¡Ahí sí hemos elegido la elección, ya no es el descarte!—
Quizás pensamos que así somos nosotros mismos y, justamente eso es antagónico desde mi percepción, es lo más alejado que está de nuestra verdad.
Debemos observarnos, ser lo más sinceros posible con nuestra verdad e ir creando con nuestras elecciones y no con los descartes. Si no, somos las consecuencias de las acciones de los otros.
Ahora es un buen momento para observarlo. Ya nuestras consciencias tienen la capacidad de hacerlo, solo nos falta llevarlo a la acción.
—Eso es AMOR PROPIO—
Gotitas de Agua no hace juicios, sino observaciones. Lo único que pretende es que cuestionemos si nuestras acciones nos definen o no, y eso siempre que lo sintamos oportuno y necesario… es nuestra elección.
Elijamos por nosotros mismos, sin estar pendientes de los demás. 💦
#Gotitasdeagua888
